El jueves pasado los equipos de trasplante de 22 hospitales durmieron muy poco. Tampoco lo hicieron en la ONT, la organización que coordina toda la actividad trasplantadora en España. Como un solo equipo perfectamente engrasado, 500 personas formadas por personal sanitario de 22 hospitales diferentes, trabajadores de aeropuertos, policías, personal de ambulancias, militares... hicieron posible que el 20 de febrero haya pasado a la historia como el día en que más trasplantes se hicieron en España.
En menos de 24 horas se realizaron 45, una cifra extraordinaria quebate otro récord español alcanzado hace dos años con 32 trasplantes en un solo día. El dato alcanzado cuatriplica la actividad de un día normal, con una media de entre diez y doce trasplantes diarios.
Con esas 45 cirugías se ha podido mejorar o salvar la vida de 43 personas que estaban en lista de espera para recibir un órgano. Cinco de ellas estaban en «urgencia cero», una situación de extrema gravedad en la que se puede fallecer si no llega a tiempo el órgano apropiado. Tres de estos pacientes necesitaban un nuevo corazón para seguir vivos y dos hígados de repuesto.
Un hecho circunstancial
¿Qué ocurrió aquel día para que se pudieran hacer tantos trasplantes? «Nada especial. Fue circunstancial. Hubo muchos donantes, pero no ocurrió ninguna catástrofe, accidente laboral o de tráfico. La diferencia aquel día es que esos donantes además fueron muy efectivos y todos sus órganos estaban en una buena situación para trasplantar», explica Marta García Martínez, responsable del equipo de enfermería de la ONT.
Los donantes fueron víctimas de accidentes cerebrovasculares, un tipo de donante que cada vez es más común. En España el perfil de donante ha cambiado y se aleja del joven que fallecía en la carretera en los años 90. Ahora casi el 50 por ciento son mayores de 60 años que sufren repentinamente un ictus. Probablemente serían personas hospitalizadas que hace años habrían pasado prácticamente inadvertidos para la red de trasplantes. La medicina ha aprendido a sacar partido a órganos que antes, por edad o por circunstancias en las que su portador murió, se despreciaban. Por eso se aumentan los trasplantes por parada cardiaca, que a diferencia de los de muerte cerebral requiere la extracción inmediata de los órganos
Un día frenético
Marta García estuvo el jueves pasado coordinando con su equipo la actividad de aquel día. «A la una de la tarde ya intuíamos que no iba a ser un día normal. A esa hora ya teníamos cuatro donantes válidos. Al final del día llegamos a los 18 donantes que permitieron hacer los 45 trasplantes. El último donante nos lo comunicaron de madrugada», recuerda García Martínez.
La actividad fue frenética durante toda la jornada. «Todos lo vivimos con mucha tensión, pero una tensión controlada en la que cada uno de nosotros sabe lo que debe hacer. Es nuestra rutina».
Aunque siempre hay lugar para la anécdota. «Hubo hospitales que recibieron varios órganos para diferentes pacientes. “¿Otra vez nos llamas? nos decían cuando volvíamos a descolgar el teléfono para avisarles que había otro órgano. Pensaban que no era posible, que nos estábamos confundiendo. No podían creerse que en tan poco tiempo les estuviéramos avisando de un nuevo órgano listo para trasplante».
Milagro de coordinación
Este «milagro» de coordinación «no es fruto de la heroicidad de un día, sino de un sistema que funciona los 365 días al año», destacó Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes. Un sistema en el que están implicados, no solo el personal sanitario, sino numerosas personas a las que les «emociona» saber que están contribuyendo a salvar vidas, apunta Marta García.
La palabra récord empieza a dejar de tener valor en la ONT. Año tras años pulverizan sus propias marcas. El año pasado se alcanzó el máximo número de trasplantes: 4.279, 68 más que el año anterior. La tasa media de donantes en todo el país se mantuvo, con 35,12 por millón de habitantes, justo por debajo del récord de 2011, que llegó a los 35,3.
Nuestro país es un líder mundial indiscutible en este tipo de operaciones, un puesto que ocupa desde hace 22 años sin que ningún país amenace con sacarnos del podio.
Esta situación privilegiada continuará durante bastantes años más, pronostica Matesanz. Seguirá gracias a la solidaridad de la población «porque los españoles son generosos cuando las cosas se piden de una forma razonada y cuando se confía en el sistema», declaró a Efe
ABC