El secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, aseguró este jueves que el Mundial-2014 no está en peligro debido a la violencia registrada esta semana en el barrio más turístico de Rio Janeiro.
El asesinato de un joven bailarín en una favela del barrio de Copacabana, presuntamente tras recibir un disparo de la policía, degeneró en violetos enfrentamientos entre decenas de jóvenes, confrontados con disparos de armas de fuego y gases lacrimógenos por las fuerzas del orden. Un joven de 27 años murió en esa protesta.
"Recibí mensajes de varias personas preguntando si había una guerra civil en Brasil por estas cuestiones en Rio. Respondí que no. A veces un minuto de exposición (en la prensa) muestra un lado que ni siempre corresponde con la realidad", dijo Valcke en una visita a la ciudad de Fortaleza (noreste), una de las 12 sedes del Mundial (12 junio - 13 julio).
Estos hechos de violencia en una de las zonas más ricas y turísticas de la ciudad despertó dudas sobre la capacidad de las autoridades de garantizar la seguridad de miles de personas que visitarán Rio durante la Copa del Mundo.
Pero Valcke reiteró que la FIFA no está preocupada por la seguridad durante el Mundial.
"Creemos que la violencia no va a llegar a la Copa del Mundo. Es un episodio trágico que causa tristeza, pero no lo suficiente para decir que la Copa está en peligro", dijo el número dos de la FIFA, citado por el diario Folha de Sao Paulo.
Este jueves, una nueva manifestación marchó hasta el cementerio donde fue enterrado el cuerpo del joven bailarín Douglas Rafael da Silva Pereira (25 años) o DG, como lo conocían en el barrio. Al final de la tarde se registró un breve enfrentamiento con la policía, que usó gases lacrimógenos para dispersar a un grupo de manifestantes.
Por disposición de la FIFA, durante el Mundial la seguridad dentro de los estadios será responsabilidad de vigilantes privados. La policía será responsable de los alrededores y sólo actuará dentro del campo en situaciones extremas.
En total se desplegarán 100.000 efectivos de las fuerzas del orden y 20.000 guardias privados.
AFP