El Barça ha tirado definitivamente la Liga. Volvió a repetir los errores que han hecho que el vigente campeón no haya luchado como debía hasta el final por mantener su título, por hacer bueno el trofeo de los 100 puntos. El empate (2-2) ante el Getafe ha sido la repetición a domicilio de lo vivido en Valladolid o Granada. El Camp Nou homenajeó como se merece a Tito Vilanova en un ‘estadi’ que vivió un emotivo minuto de silencio y un ‘tifo’ que puso los pelos de punta con una pancarta inmensa con su efigie. Su hijo Adrià había ‘twiteado’ antes del partido que “la mejor psicología que conozco se llama fútbol”. Y eso es, precisamente, lo que se vio muy poco en el partido ante los madrileños, en un Camp Nou con una entrada (70.000 espectadores) en la que se notó demasiado el ‘puente’.
El ‘seny, pit i c….’, que decía Tito, no fue un estímulo suficiente para los barcelonistas que jugaron al ‘tran tran’ en una primera parte soporífera, sin apenas jugadas de peligro ante un Getafe muy limitado en sus posibilidades y que acusó notablemente, encima, sus bajas.
En la segunda parte pareció que iba a cambiar el escenario, pero no fue así. El gol final de Lafita fue para que determinados integrantes del equipo barcelonista se pongan colorados, como denunció el propio Sergio Busquets.
Más velocidad
De salida pareció que el Barça hacía correr más el balón que en los últimos compromisos Aunque apenas si se pisaba el área rival y todo quedaba en l Spies de Alves que centraba todo lo que le llegaba a su ‘estilo’. Y así llegó el 1-0 que parecía presagiar una cómoda victoria. Xavi le cedió el balón a Dani y esta vez que Alves si centró bien para que Messi que llegaba desde la segundalñine apor el centro remata a gol. Era el tanto número 28 de Messi en la Liga, el décimoquinto que le mete a los getafenses.
Otra vez la estrategia
El Getafe, que ya había avisado en una jugada de estrategia en que Pinto salvó apuradamente ante Rafa, sacó petróleo (el empate) de una falta. Lafita dejó en evidencia a todo el sistema defensivo barcelonista, controló el balón, ayudándose de la mano y haciendo falta, pero ganando muy bien la posición a Pedro. Y a la media vuelta batió a un Pinto que estaba tapado aunque reaccionó con retraso. Era el sorprendente 1-1. El Getafe no lo merecía por su juego aunque quizá sí el Barça como castigo a su poca verticalidad y remate.
La primera parte acabó con otra jugada, ‘marca de la casa’, del chileno Alexis que en las proximidades del marco rival, libre de marca, remató fuera y excesivamente cruzado. Seguro que Tito Vilanova, desde el cielo, les dijo alguna que otra cosa a sus ex pupilos sobre esos primeros 45 minutos en que faltó una mayor presión, en que, otra vez, apenas si se pisó el área rival, en que se perdieron muchos balones en pases no forzados y en que no se metió demasiado la pierna salvo Mascherano y Busquets.
Solución Cesc
La segunda parte empezó con una mayor implicación de los barcelonistas en el juego, aunque con la misma falta de verticalidad. El Getafe reculó unos metros y eso le costó caro. Un tiro durísimo de Messi que Julio César rechazó y, sobre todo, un remate de Alexis con el pecho que fue al larguero, fue la confirmación de que el Barça era otro. Hubiera sido bonito el tanto del chileno porque impactó con el balón con la zona en que llevaba escrito en su camiseta: “Tito, per sempre etern”.
Y Tata Martino echó mano de su solución de emergencia en estos últimos partidos que es dar entrada a Cesc Fàbregas como revulsivo. Esta vez sorprendió porque el del Maresme lo hizo por Mascherano, ocupando su sitio Busquets. Con eso logró mayor presencia en el medio campo y mucha más llegada. Por contra desorganizó enormemente la defensa sin el 'jefecito' argentino como se pudo comprobar en el definitivo 2-2 de Lafita.
Así llegó el 2-1. Cesc centró para que primero rematara Pedro pero Rafa evitó el gol, pero el rebote fue a pies de Alexis que fusiló al meta del Getafe. Era un gol liberador (67’). Era el tercer partido en que Cesc ejercía de revulsivo salvador.
Luego, primero Alves, que cabeceó fuera porque Alexis le hizo una finta inncesaria, y, luego, Messi, debieron ampliar el marcador. Sobre todo Leo porque Julio César desvió con la punta de los dedos un remate en ‘globo’ del crack argentino.
Con todo, la ocasión más clara fue para el Getafe en un contrataque en que Sarabia se encontró con un remate franco. Su tiro fue fuerte pero al cuerpo de Pinto que tuvo el mérito de blocar el balón. Lafita se había ido, otra vez, de Bartra con un mismo regate de tacón. Los getafenses tuvieron ahí el empate.
El resto de partido fue para olvidar, con el arbitraje de José Antonio Teixeita Vitienes, que confirmó, una vez más que no tiene calidad para seguir en Primera. Aunque lo peor estaba por llegar. Fue el premio a las ganas finales de un Getafe que lucha por evitar el descenso y el castigo para un Barça que tiró todo por la borda, homenaje incluido a Tito.
Gavilán centró con toda comodidad para que Lafita (otra vez él) les ganara el salto a los presuntos zagueros barcelonistas. Su cabezazo fue inapelable, el 2-2 que hizo que el equipo de Cosmin Contra enloqueciera con razón.
El epílogo en el penúltimo partido de Liga en el camp Nou fue demasiado triste para decirle adiós a Francesc Vilanova. No se merecía un encuentro tan flojo de los que fueron sus pupilos y llevaban su nombre escrito en sus camisetas.
Ahora sólo queda el partido ante el Atlético de Madrid en la última jornada de Liga. Ojalá que los de Simeone lleguen ya como campeones porque de lo contrario, el Camp Nou vivirá un auténtico dilema.
Ojalá que este sábado hubiera acabado ya esta Liga llena de despropósitos, de tristes episodios, fundamentalmente el adiós de Tito Vilanova. Al presidente Josep Maria Bartomeu le hace falta decisión para encarar la remodelación que necesita el equipo, el club en general.La afición demostró que confía en él. No les puede defraudar.
AGENCIA