Lanús se quedó sin aire. Sintió la falta de oxígeno en esos 3.600 metros. Afectó en el juego, en la cabeza y en el cuerpo. No pudo. Y fue una eliminación a la altura. Digna, aunque apenas sea un consuelo. Bolívar le ganó 1-0, se quedó con la serie, y los del Mellizo fueron eliminados de la Libertadores. Y aquí está el rival de San Lorenzo en la semifinal de la Copa. El Ciclón, también, deberá pasar la prueba que el Grana no consiguió en La Paz.
Lanús se paró a jugar de igual a igual. Tuvo la primera chance de anotar, luego de un centro atrás que Ortiz no pudo definir con eficacia (el tiro salió alto). Pero no aguantó mucho. Más que ideas, le faltó aire. Se quedó sin oxígeno. Los 3.600 metros no son chiste y el Bolívar lo sabe, y lo aprovechó. Cuando intentó presionar al Grana, lo desconcertó. Físicamente le costó el partido. Por eso Marchesín debió responder cuando a sus compañeros les costaba agarrar la pelota. Sufrió más de lo que debía por culpa de la altura, porque eso terminaba en las deficiencias futbolísticas. Somoza estaba lento. A Izquierdos le empezó a sangrar la nariz (al parecer, por la presión). Silva y Benítez boyaban demasiado solos por el frente de ataque.
Para la segunda parte empeoró todo. Las piernas pesaban, no había gestación, faltaban las ideas y el local insistía. Sí, Bolívar comenzó a realizar un monólogo de situaciones que Marchesín debió frenar como podía. Volaba, achicaba, se anticipaba, ponía el cuerpo... Parecía insuperable. La expulsión de Izquierdoz terminó de empeorar un panorama que oscuro para el Grana. Le costaba con 11, lo padecía con 10. Somoza probó/sorprendió con un tiro de atrás de mitad de cancha y el tiro pegó en el travesaño. ¿Hazaña? No, porque Arce fue el único que consiguió superar a Marche y listo, ahí se terminó el partido y el sueño de Lanús de seguir en la Copa.
