Una nueva investigación de la Sociedad Americana de Endocrinología determinó que una siesta corta puede ayudar a aliviar el estrés y fortalecer el sistema inmunológico. En concreto, contrarresta los efectos dañinos de la falta de sueño al ayudar a los sistemas inmunológico y neuroendocrino a recuperarse.
El estudio publicado este miércoles en 'Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism', tuvo como muestra a un grupo 11 hombres sanos entre 25 y 32 años que habían dormido solo dos horas durante la noche anterior y al día siguiente durmieron dos siestas de 30 minutos.
Cada una de las tres sesiones diarias comenzó con una noche en la que los sujetos pasaron ocho horas en la cama y concluyó con una noche de recuperación de sueño ilimitado.
Los investigadores utilizaron un estudio aleatorio cruzado diseñado para examinar la relación entre las hormonas y el sueño del grupo de muestra. Los hombres fueron sometidos a dos sesiones de pruebas del sueño en un laboratorio, donde las comidas y la iluminación estuvieron estrictamente controladas.
Se investigó orina y saliva
Para determinar cómo la falta de sueño y dormir la siesta altera los niveles hormonales, los investigadores analizaron la orina y saliva de los participantes. Luego de una noche de sueño limitado, los hombres tuvieron un aumento de 2,5 veces en los niveles de norepinefrina,hormona y neurotransmisor involucrado en la respuesta de lucha del cuerpo al estrés y que eleva la frecuencia cardiaca del cuerpo, la presión arterial y el azúcar en la sangre.
Sin embargo, cuando los hombres durmieron la siesta después de una noche de sueño limitado, no se encontraron cambios en los niveles de norepinefrina.
Por otro lado, la falta de sueño también afecta los niveles de interleucina-6, una proteína con propiedades antivirales que se encuentra en la saliva de los sujetos. Los niveles cayeron después de una noche de sueño restringido, pero se mantuvieron normales cuando se permitió a los sujetos dormir la siesta, lo que sugiere que las siestas pueden ser beneficiosas para el sistema inmunológico.
"Nuestros datos sugieren que una siesta de 30 minutos puede revertir el impacto hormonal de una noche de mal sueño", subraya Brice Faraut, uno de los autores del estudio y científico de la Universidad de París Descartes-Sorbonne.
La falta de sueño es considerada un problema de salud pública pues reduce la productividad y propicia accidentes vehiculares e industriales, según los Centros estadounidenses para el Control y la Prevención de Enfermedades. Además, aquellos que duermen muy poco son más propensos a desarrollar enfermedades crónicas como obesidad, diabetes, hipertensión y depresión.
"Los resultados apoyan el desarrollo de estrategias prácticas para abordar en las poblaciones crónicamente privadas de sueño, como los trabajdores nocturnos y por turnos", concluye el estudio.