El número de países que llevaron a cabo ejecuciones disminuyó en 2014 un 22% en comparación con el año anterior. En todo el mundo, al menos 607 personas fueron ejecutadas en 22 países frente a las 778 de 2013.
Sin embargo, se registró un alza de 28% en la cantidad de sentencias a muerte, con un total de 2.466 en 2014. Este salto es atribuible en parte a las condenas en masa en países como Nigeria y Egipto.
Estos son algunos de los datos que recoge el último informe anual de Amnistía Internacional, que fue presentado este miércoles en una conferencia de prensa auspiciada por la misión de Uruguay en la sede de Naciones Unidas, y que revelan que a nivel global existe una tendencia a la abolición de la pena de muerte.
Sin embargo, una práctica preocupante que quedó reflejada en el informe y que destacó Renzo Pomi, representante de Amnistía Internacional ante la ONU, es el uso que están haciendo los gobiernos de las amenazas del terrorismo, ya sean reales o percibidas, para aplicar la pena capital.
"Cuando los gobiernos dicen que utilizan la pena de muerte como una manera de lidiar con serias amenazas, consideramos que están equivocados. Los gobiernos están engañando al público si dicen que la pena de muerte resolverá problemas de delincuencia", dijo Pomi.
Las cifras de la organización defensora de los derechos humanos no incluyen las ejecuciones llevadas a cabo por China. Bielorrusia, Vietnam y Corea del Norte tampoco revelan datos sobre sus casos de pena capital.
En las Américas, una vez más, Estados Unidos fue el único país ejecutor de la pena de muerte. Gonzalo Koncke, representante de Uruguay ante la ONU, resaltó el espíritu abolicionista de la pena capital del continente americano.
"En todas las Américas, hubo solo un país que aplicó la pena de muerte durante el año 2014. Hay una tendencia decreciente también en las Américas y eso también por supuesto para Uruguay, desde esta posición de principios que ha asumido hace ya más de un siglo es una noticia auspiciosa", dijo.