(Beirut, 05 de junio. EFE).- Al menos 176 personas han muerto desde el inicio, hace seis días, de la ofensiva del grupo terrorista Estado Islámico (EI) contra la ciudad nororiental siria de Al Hasaka, donde los radicales han avanzado hasta su acceso sureño, informó hoy el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
De esos fallecidos, al menos 71 eran efectivos del Ejército sirio y milicianos progubernamentales que se enfrentaron a los yihadistas en la periferia meridional de Al Hasaka, capital de la provincia homónima.
Los extremistas sufrieron en los combates 59 bajas, de las que once eran suicidas que cometieron atentados con coches bomba en las inmediaciones de la prisión de Ahdaz, una compañía de electricidad y puestos de control del régimen al sur de la localidad.
A estas víctimas se suman 43 miembros del EI y familiares suyos, además de tres civiles, que perdieron la vida por los bombardeos de la aviación gubernamental contra el pueblo de Al Shadadi, bastión de los radicales próximo a Al Hasaka.
Mientras, los enfrentamientos prosiguieron hoy en las afueras meridionales de esa urbe, en medio de un gran número de ataques aéreos del régimen contra posiciones del EI.
Ayer, Naser Hach Mansur, portavoz del departamento de Defensa de la región autónoma kurdo siria de Al Yazira, donde se ubica Al Hasaka, explicó a Efe por teléfono que el EI lanzó este ataque contra Al Hasaka desde Al Shadadi, que está al sur, y desde su feudo en Al Hul, al este.
Mansur detalló que Al Hasaka es una población multiétnica donde conviven árabes, kurdos y asirios (un grupo étnico de credo cristiano).
“El 60 % de Al Hasaka está bajo el dominio de las fuerzas kurdas, mientras que el 40 % está en manos del régimen, que es por donde el EI ha atacado”, subrayó.
El responsable indicó que las Unidades de Protección del Pueblo -milicias kurdo sirias- no están participando en la batalla entre los soldados y el EI, aunque advirtió de que intervendrán si los yihadistas atacan barrios de Al Hasaka en poder de ellas.
La organización extremista suní proclamó hace casi un año un califato en Siria e Irak, donde ha tomado amplias partes del territorio