Dos convocatorias de distinto signo -la primera, este lunes, por el no; la segunda, a favor del sí, el martes- marcarán el arranque formal de la campaña del referéndum que el próximo domingo medirá el grado de apoyo o rechazo de los griegos a la propuesta de acuerdo de los socios. Con el ambiente muy caldeado por el cierre de los bancos y la imposición de controles de capitales, los dos antiguos partidos del Gobierno (conservadores y socialistas) prevén formar un frente común proeuropeo para aprovechar el amplio respaldo de la población al euro y la eurozona.
Uno de los efectos más inmediatos del órdago de Alexis Tsipras al convocar un referéndum sobre el acuerdo con los socios fue espolear a la hasta ahora alicaída oposición política. Tras su primera manifestación pública, el pasado lunes en Atenas, la enérgica reacción de la oposición quedó de manifiesto el sábado durante el debate parlamentario sobre la convocatoria de la consulta, con el hemiciclo a punto de convertirse en cuadrilátero (fue constante el cruce de abucheos, pateos, silbidos y acusaciones, por no hablar del abandono temporal de la Cámara por la bancada conservadora, disconforme con la actuación de la presidenta del Parlamento). Aunque no llegó la sangre al río, una cosa sí quedó demostrada: Tsipras ha puesto a toda la oposición ‘proeuropea’ –partidaria del acuerdo con los socios- en pie de guerra, y la trinchera sólo puede hacerse más honda hasta la celebración del referéndum. El cierre de los bancos y la Bolsa de Atenas y el control de capitales para evitar el colapso financiero les proporciona munición extra.
Ambos partidos, sin embargo, no llegaron a presentar una moción de confianza contra el Gobierno, como habían anunciado el sábado; la aritmética parlamentaria –mayoría absoluta de Syriza y su socio, la derecha soberanista de Griegos Independientes- habría frustrado la iniciativa. Samarás, que fue desalojado del poder por Syriza en las elecciones de enero, propuso la semana pasada –poco antes de la convocatoria del referéndum- la formación de un Gobierno de unidad nacional del que se mostró dispuesto a formar parte, siempre y cuando no participara en él Tsipras. Aunque todas las fuerzas ‘proeuropeas’ –no son las únicas, la mayoría de Syriza también lo es- coinciden en la necesidad de dar un golpe de timón para evitar la salida de Grecia de la eurozona, al tiempo que deploran el uso del referéndum como una estrategia de negociación por parte de Syriza, difieren sin embargo en los modos. Los socialistas han pedido la renuncia de Tsipras y nuevas elecciones, mientras que el tercer partido proeuropeo, el liberal To Potami, no ha formulado propuestas claras de recambio. Cuesta creer, según varias fuentes consultadas, que su líder, Stavros Theodorakis, esté dispuesto a compartir el destacado protagonismo adquirido en los últimos meses con dos partidos que son el epítome del “antiguo régimen”, contra el que se alza la teórica propuesta de regeneración democrática de To Potami.Como corresponde a la principal fuerza de oposición (76 escaños), la conservadora Nueva Democracia llevó ayer la voz cantante del frente europeo, en sendas reuniones con el presidente del país, el también conservador Prokopís Pavlópulu, y su homóloga socialista, Fofi Yenimatá, la nueva líder del Pasok. Al primero, que encarna una figura de perfil institucional y escaso peso político, Samarás le reiteró que hay una “línea roja nacional” que no puede cruzarse, pero que se halla en peligro por la convocatoria: la permanencia de Grecia en el euro, algo en lo que coincidió el jefe del Estado (“tengo absoluta confianza en la madurez del pueblo griego”, afirmó). Más importante políticamente hablando fue la posterior reunión de Samarás con la socialista Yenimatá, con el propósito de forjar un frente común europeo contra el Gobierno de Syriza y su “descabellada idea” del referéndum.
En cualquiera de los casos, los tres partidos tendrán esta semana un protagonismo incongruente con su peso real en el Parlamento, cabalgando el mayoritario deseo de la población griega de continuar en el euro, aunque sea mediante un acuerdo doloroso con los socios. Según las últimas encuestas –realizadas días antes de la convocatoria del referéndum-, el 47% de los griegos votaría a favor de un nuevo acuerdo con los socios, frente al rechazo del 33% y la indecisión de casi el 19%. Otro sondeo arroja un 57% de apoyo a cualquier acuerdo, y un 29%, a la ruptura.EL PAIS