La canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro chino, Li Keqiang, presenciaron en Pekín la firma de un acuerdo para la compra de 130 aviones Airbus por valor de 17.000 millones de dólares (15.500 millones de euros), uno de los mayores pedidos de China a la compañía europea.
El acuerdo, firmado en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín (sede del Legislativo) durante el primer día de la visita de Merkel, supone la adquisición de 100 aeronaves A320 y otras 30 A330 fabricadas por el consorcio europeo Airbus.
La transacción se produce cuando las compañías aéreas chinas están expandiendo sus flotas y a la espera de que el número de pasajeros de vuelos domésticos y extranjeros se triplique en los próximos veinte años.
Además, la empresa aeronáutica europea acordó el pasado julio construir un centro de terminación del A330 en Tianjin (ciudad industrial portuaria al noreste de China), donde ya se ensamblan A320, vendidos sobre todo a aerolíneas chinas.
Asimismo, Merkel y Li presidieron la firma de otros doce acuerdos, entre ellos el de Nokia y la operadora China Mobile para el suministro de tecnología móvil, software y servicios, y entre Volkswagen AG y uno de los cuatro principales bancos de la segunda economía mundial, el ICBC.
El China Foreign Exchange Trade System (Sistema de Intercambio de Divisas de China), la Bolsa de Shanghái y Deutsche Borse, que opera la Bolsa de Frankfurt, acordaron por su parte establecer una sociedad conjunta.
Siemens y la ciudad de Shenyang (Liaoning, noreste) firmaron un acuerdo de cooperación integral para la construcción de un entorno de producción industrial, mientras Georg Fritz Meier y el Grupo de Inversiones Kangde firmaron un acuerdo de cooperación para el desarrollo y producción de componentes de carbono en China.
Hubo así mismo tratados en alta tecnología, en el sector del papel y entre Peter Döhle Schiffahrts-KG y el ICBC para la financiación de buques, además de un memorándum de entendimiento entre el Voith GmbH y la china Corporación de las Tres Gargantas para el suministro de turbinas de centrales hidroeléctricas.
EFE