AFP).- Cientos de obreros se movilizan desde hace varios días para pintar fachadas de edificios, asfaltar calles y embellecer monumentos en La Habana, que quiere mostrar su cara más bonita durante la visita histórica del presidente Barack Obama la próxima semana.
Algunas de las principales avenidas de la capital fueron pavimentadas, entre ellas el Malecón, la famosa costanera que rodea la embajada de Estados Unidos.
Sobre el mismo Malecón, múltiples fachadas fueron repintadas, disimulando apenas los edificios en ruinas de las calles adyacentes que desembocan en la primera línea del mar, por la cual circulará Obama, el primer presidente en funciones de Estados Unidos que visita la isla en casi medio siglo.
En otras rutas se corrigieron imperfecciones y se actualizaron señales viales, especialmente en los accesos a La Habana Vieja, donde el matrimonio Obama planea un paseo como es habitual cuando un jefe de Estado visita la capital cubana.
“Me parece bien, pero preferiría que lo hicieran más a menudo”, bromea el taxista Pedro, de 50 años, evocando los huecos de las calles de la capital, que, con un toque de humor, los cubanos aseguran forman parte del “patrimonio nacional”.
En el corazón del centro histórico, el emblemático Capitolio (antiguo parlamento) ha sido completamente renovado y sus alrededores son objeto de importantes obras de rehabilitación.
En el barrio del Cerro (centro-sur), el Estadio Latinoamericano que acogerá un histórico partido entre el Tampa Bay Rays y el equipo nacional de Cuba en el marco de la visita, también fue remodelado para la ocasión.
Nuevas cabinas de prensa, reparación de techos y un césped nuevo: todo deberá estar listo para este partido programado para el martes y en el que Obama lanzaría la primera bola.
“Todo está listo (…) para el gran día que todos esperamos”, dijo Alejandro Gómez, un empleado del estadio, considerado el templo del béisbol cubano.
Del otro lado de la ciudad, la calle que conduce a la residencia del embajador de Estados Unidos también recibió beneficios, toda vez que allí pernoctará la pareja estadounidense.
Para el maestro Armando Manzano, de 56 años, estas obras representan tan solo una gota de agua en el mar de esta gran ciudad. Según él, Obama tendrá la “oportunidad de medir por sí mismo tanto las cosas buenas como las malas” en Cuba, porque “ninguna sociedad en el mundo es perfecta”.
Como turistas en Varadero
Para unos 2.000 periodistas esperados este fin de semana en La Habana, las autoridades cubanas están instalando una gran sala de prensa con el equipamiento necesario en el hotel Habana Libre, en el centro de la ciudad.
El único problema es que las autoridades estadounidenses no podrán ofrecer en ella sus habituales “briefings”, pues el antiguo Habana Hilton, nacionalizado sin compensación tras la revolución de 1959, es una “zona prohibida” por las leyes de Washington.
Otros importantes hoteles de la capital, como el Nacional, Cohiba o Parque Central, fueron reservados parcial o totalmente para hospedar a las delegaciones del 19 al 23 marzo.
Sin embargo, la orden llegó tarde, cuando la temporada alta turística todavía está en plena actividad.
Funcionarios del sector dijeron a la AFP que algunos clientes que rechazaron ser reubicados en otras instalaciones de La Habana, podrían ser transferidos a última hora a hoteles del balneario de Varadero, 140 km al este de la capital.
En la Ciudad Deportiva, en el Cerro, otras obras están en marcha, porque después de la visita de Obama, les tocará a los Rolling Stones estampar su huella en la historia de la isla.
Para el concierto se desplegó una impresionante logística y no menos de 62 contenedores fueron dedicados a instalar en ese polideportivo al aire libre un escenario de 80 metros de largo por 56 de ancho.
Diez pantallas gigantes serán colocadas alrededor del recinto, algo nunca visto en Cuba.
“Quiero ir, pero habrá mucha agitación. Voy a ver si encuentro la fuerza para ir con mi familia”, dijo Pedro, fanático del rock, género que estuvo prohibido en la isla durante largo tiempo