La guerra verbal entre Johnny Depp y un miembro del gobierno australiano por el asunto de los yorkshire terriers del actor se ha reanudado con mayor intensidad después de que el ministro Barnaby Joice ridiculizase este miércoles a la estrella de las pantallas.
Los dos hombres estánen guerra desde que Depp y su esposa, Amber Heard, introdujeron en Australia durante 2015 a sus dos perros, Pistol y Boo, sin tener en cuenta el estricto reglamento de la isla-continente sobre la cuarentena.
En la época, Joyce, ministro de Agricultura, amenazó con sacrificar a las mascotas si no se "largaban a Estados Unidos".
Johnny Depp no pudo evitar contraatacar el martes por la noche durante un programa de entrevistas en Estados Unidos donde afirmó que Joyce "parecía ser el resultado de un cruce con un tomate".
"No es una crítica, solo estaba preocupado porque no explotase", añadió el actor.
El ministro no se hizo de rogar y contestó: "Estoy convirtiéndome en el Hannibal Lecter de Johnny Depp, estoy en su cabeza, muevo los hilos. Mucho tiempo después de haberlo olvidado, él siempre se acuerda de mí", dijo a los periodistas en Tamworth, en el sud de Australia.
"Continúa haciéndome publicidad. Los australianos saben que lo hicimos bien", añadió el ministro en plena campaña.
Australia tiene un reglamento muy estricto en lo que concierne la entrada al país de animales para evitar la propagación de enfermedades. Los gatos y perros provenientes de Estados Unidos se les somete a diez días de cuarentena.
"No podemos dejar que la raza entre en el país", declaró el ministro al evocar la entrada ilegal de los dos perros. "¿Quién se ha creído que es?", preguntó refiriéndose a Depp.
La presencia de los perros de la pareja fue revelada cuando fueron llevados a una peluquería canina, mucho después de su llegada al país. Pero los actores abandonaron el país rápidamente tras las amenazas de las autoridades.AGENCIA