El Banco Central de Brasil anunció hoy que aplicará un encaje equivalente al 60% de las posiciones que los bancos mantienen en dólares, siempre que superen los 3.000 millones de dólares o el valor patrimonial de referencia de la institución.
La medida, según el emisor, está dirigida a contener el fuerte proceso de valorización de la moneda nacional frente al dólar, que en los últimos ocho años se ha devaluado un 108% en su relación con el real.
El director de política monetaria del Banco Central, Aldo Mendes, explicó en rueda de prensa que, en diciembre pasado, las operaciones en moneda estadounidense de los bancos que operan en el país sumaron 16.800 millones de dólares, ante la expectativa de que el proceso de revaluación del real se mantenga.
El encaje del 60% no será remunerado, será recogido en efectivo y los bancos tendrán un plazo de 90 días para adaptarse a la medida, dijo Mendes, quien precisó que la decisión apunta a contener las posiciones "especuladoras" de las instituciones financieras.
El año pasado, el Banco Central llegó a comprar 41.000 millones de dólares para contener la revaluación del real, pero ese esfuerzo monetario tuvo un impacto mínimo en el mercado.
Según datos del Banco Central, durante el 2010 el real ganó un 4,6 por ciento en su relación con el dólar y acumula una subida del 108% desde 2003, lo que encarece las exportaciones del país y afecta directamente la balanza comercial.
El Gobierno considera el factor cambiario como una de las causas de la caída del 20% registrada en 2010 en el superávit comercial del país, que fue de 20.278 millones de dólares.
El ministro de Hacienda, Guido Mantega, admitió esta semana que la revaluación del real es una de las mayores preocupaciones del Gobierno que desde el pasado sábado preside Dilma Rousseff.
Según Mantega, la nueva presidenta está decidida a evitar que "el dólar se derrita" en Brasil y "está listo" para intervenir, incluso con medidas que favorezcan al sector exportador más allá del factor cambiario.
Mantega también anunció que "habrá una acción fiscal fuerte del Gobierno en este primer año" que incluirá recortes presupuestarios, lo cual "tendrá impacto también en el cambio, porque la reducción de gastos significa que la demanda del Estado va a disminuir".
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