Patricia Krenwinkel, de 63 años, lleva más de 40 años entre rejas por su participación en los sangrientos siete crímenes orquestados por Manson en Los Ángeles en 1969.
La mujer confesó que persiguió y apuñaló a Abigail Folger, la heredera de una conocida compañía cafetera, cuando asaltaron la casa de la actriz Sharon Tate, esposa del cineasta Roman Polanski, la noche del 8 al 9 de agosto de aquel año.
Krenwinkel, que fue condenada junto con Manson y otros integrantes de la secta, reconoció que participó también en la muerte de Tate, así como de otras dos personas al día siguiente.
Desde entonces esta mujer ha mantenido un comportamiento modélico en prisión, obtuvo un título universitario y se ha dedicado a enseñar a leer a presas. Sin embargo las posibilidades de que consiga algún grado de libertad son muy limitadas.
Ninguno de los asesinos convictos por aquellas matanzas logró rebajar el grado de su condena e incluso una de las integrantes de la secta murió en la cárcel el año pasado víctima de un cáncer.
El pasado verano un tribunal denegó la libertad condicional a Leslie Van Houten, de 61 años, que se encontraba en una situación parecida a la de Krenwinkel.
Los condenados por estos crímenes, Manson incluido, se libraron de la pena de muerte después de que en 1972 se ilegalizara temporalmente esa práctica en California.
Su sentencia fue cambiada entonces a cadena perpetua, si bien la pena capital fue reinstaurada posteriormente y se encuentra en vigor en este Estado
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