El tsunami provocado por el terremoto de 8,8 grados que afectó hoy a Japón ha causado daños “mínimos” en Ecuador, según el presidente Rafael Correa, quien dijo que aún así mantendrá hasta el sábado el estado de excepción.
“El momento de mayor riesgo ha pasado, los daños han sido mínimos”, dijo el mandatario en una rueda de prensa desde la ciudad portuaria de Guayaquil.
Según las autoridades, en algunas localidades de las Islas Galápagos se han producido inundaciones de poca importancia.
Ecuador evacuó a más de 240.000 personas que residían en las zonas costeras del país y de Galápagos, y Correa les pidió que se mantengan alejadas de sus hogares hasta las 23.30 hora local (04.30 GMT del sábado) o que se queden a dormir en los albergues.
Correa dijo que se mantendrá por ahora el estado de excepción para evitar el regreso prematuro de los evacuados a las zonas de riesgo. “Con toda seguridad se levantará mañana antes del mediodía”, afirmó el mandatario.
El impacto más significativo del maremoto se registró en las Islas Galápagos, localizadas a unos mil kilómetros de la costa y donde el 90 por ciento de la población se trasladó a zonas altas.
En la isla de San Cristóbal el mar se retiró 30 metros y posteriormente inundó algunas zonas urbanas.
Correa había dicho que lo más probable era que su país sólo recibiera una “fuerte marejada”, en lugar del tsunami que se temió inicialmente.
En las zonas costeras las actividades escolares quedaron suspendidas y los enfermos de los centros médicos ubicados hasta a cinco kilómetros de la línea de la playa fueron llevados al interior.
Además, las autoridades cerraron los aeropuertos de Galápagos y de algunas de las provincias costeras, y pidieron sacar embarcaciones de los puertos hasta una distancia de unas cinco millas náuticas.
Correa se quejó de que no hay boyas de control entre Hawai y Galápagos, y propuso que Colombia, Ecuador, Perú y Chile establezcan un programa conjunto de medición marítima en el marco de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para estar mejor preparados para futuros maremotos.
“El momento de mayor riesgo ha pasado, los daños han sido mínimos”, dijo el mandatario en una rueda de prensa desde la ciudad portuaria de Guayaquil.
Según las autoridades, en algunas localidades de las Islas Galápagos se han producido inundaciones de poca importancia.
Ecuador evacuó a más de 240.000 personas que residían en las zonas costeras del país y de Galápagos, y Correa les pidió que se mantengan alejadas de sus hogares hasta las 23.30 hora local (04.30 GMT del sábado) o que se queden a dormir en los albergues.
Correa dijo que se mantendrá por ahora el estado de excepción para evitar el regreso prematuro de los evacuados a las zonas de riesgo. “Con toda seguridad se levantará mañana antes del mediodía”, afirmó el mandatario.
El impacto más significativo del maremoto se registró en las Islas Galápagos, localizadas a unos mil kilómetros de la costa y donde el 90 por ciento de la población se trasladó a zonas altas.
En la isla de San Cristóbal el mar se retiró 30 metros y posteriormente inundó algunas zonas urbanas.
Correa había dicho que lo más probable era que su país sólo recibiera una “fuerte marejada”, en lugar del tsunami que se temió inicialmente.
En las zonas costeras las actividades escolares quedaron suspendidas y los enfermos de los centros médicos ubicados hasta a cinco kilómetros de la línea de la playa fueron llevados al interior.
Además, las autoridades cerraron los aeropuertos de Galápagos y de algunas de las provincias costeras, y pidieron sacar embarcaciones de los puertos hasta una distancia de unas cinco millas náuticas.
Correa se quejó de que no hay boyas de control entre Hawai y Galápagos, y propuso que Colombia, Ecuador, Perú y Chile establezcan un programa conjunto de medición marítima en el marco de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para estar mejor preparados para futuros maremotos.
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