Las autoridades británicas sancionaron a los cuatro directivos que estaban al frente del grupo automovilístico MG Rover cuando quebró en 2005, acusados de lucro, con la prohibición de dirigir empresas durante entre 3 y 6 años.
Peter Beale, Nick Stephenson, John Edwards y John Towers estaban al frente de la fabricante de autos cuando colapsó con deudas de US$2.100 millones y provocó la pérdida de 6.000 puestos de trabajo.
Los acusados aceptaron la sanción, aunque negaron cualquier mala práctica durante su gestión.
Los directivos, del grupo Phoenix Venture Holdings, compraron MG Rover por la cifra simbólica de US$16 en el año 2000, y se pagaron a sí mismos unos US$65 millones en concepto de salarios y pensiones.
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