(dpa) - El Nobel de Literatura 2010, el peruano Mario Vargas Llosa, criticó el “fascismo” de quienes, según él, atacan de forma ilegítima la candidatura presidencial del izquierdista Ollanta Humala en el Perú y rechazó especialmente la actitud del arzobispo de Lima, el cardenal Juan Luis Cipriani.
“Extraordinaria paradoja: con tal de evitar el socialismo, que venga el fascismo. ¡Y todo eso, en nombre de la libertad, de la democracia y del mercado libre!”, escribe Vargas Llosa en su columna que se publica hoy en varios países del mundo, aunque con destino original para el diario “El País”, de España.
El escritor se refiere al denunciado cargamontón de varios medios de prensa en contra de Humala y en favor de su rival de segunda vuelta, la derechista Keiko Fujimori, el que supuestamente incluye el despido de periodistas que se oponen a esa tendencia dentro de sus respectivas empresas, así como una presunta campaña de desprestigio impulsada por servicios de inteligencia con financiación de empresas mineras.
“Todo esto merece una reflexión. Si estas cosas comienzan a ocurrir ahora, en plena campaña electoral, ¿no es fácil imaginar lo que sucedería en el caso de que la señora Fujimori (hija del encarcelado ex presidente Alberto Fujimori) ganara las elecciones y la dictadura fuji-montesinista recuperara el poder oleada y sacramentada por los votos de los peruanos?”, plantea Vargas Llosa.
El autor de “Conversación en La Catedral” dedica buena parte de su columna a Cipriani, quien lo ha criticado públicamente por adherir a Humala. “El cardenal está nervioso y olvida que todavía hay libertad en el Perú y que cualquier ciudadano puede opinar sobre política sin pedirle permiso a él ni a nadie”, escribió.
“El arzobispo me parece representar la peor tradición de la Iglesia, la autoritaria y oscurantista, la del Index, Torquemada, la Inquisición y las parrillas para el hereje y el apóstata”, anota Vargas Llosa sobre el primer cardenal del Opus Dei en el mundo, a quien le enrostra su supuesto silencio cómplice con los excesos cometidos en el gobierno de Fujimori padre (1990-2000).
Vargas Llosa critica específicamente a Cipriani por oponerse entonces a los grupos de Derechos Humamos y guardar silencio ante “uno de los crímenes colectivos más abyectos cometidos por Fujimori y sus cómplices: la esterilización, mediante engaños, de unas 300.000 campesinas”.
¿Cómo es que nadie se enteró en el Perú de que el arzobispo había encontrado reprobables estos atropellos? Porque en vez de protestar públicamente se limitó a hacerlo en privado, es decir, susurrando con discreción su protesta en el pabellón de la oreja del dictador”, señaló.
El novelista y ensayista liberal ha sido criticado con dureza por quienes antes elogiaban sus posiciones políticas, por expresar apoyo a Humala y considerarlo un “mal menor” en relación a Fujimori, quien ha tratado de deslindar con los excesos del padre, pero al mismo tiempos reivindicándolo como “el mejor presidente de la historia”.
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