La plaza Tahrir de El Cairo volvió a ser este domingo escenario de las reivindicaciones de los egipcios, que en un ambiente festivo exigieron mejores condiciones laborales en el primer Día del Trabajo tras la revolución.
Satisfechos por poder celebrar esta jornada en libertad, después de treinta años de represión bajo el régimen de Hosni Mubarak, cerca de un millar de jóvenes y trabajadores egipcios acudieron a la plaza Tahrir.
Los asistentes reclamaron un salario mínimo y que el Estado emprenda la lucha contra el desempleo, que afecta al 5,5 % de la población, según datos oficiales.
"Nos manifestamos para pedir que los trabajadores tengan un salario mínimo, algo que ya fue aprobado el año pasado, y también para que los sindicatos sean independientes y para que la gente trabaje en mejores condiciones", declaró a Efe Nura Shalaby, quien lamentó que la convocatoria no tuviera más éxito.
Shalaby se mostró convencida de que los trabajadores egipcios son conscientes de que sus condiciones laborales pueden mejorar, "pero han sido reprimidos durante tanto tiempo que ahora deberán superar este sentimiento para volver a salir a la calle en libertad".
Los manifestantes, que portaban banderas egipcias y pancartas con lemas que reivindicaban el Día del Trabajo, lanzaron consignas a favor de mejoras salariales, mientras otros repartían pasquines y periódicos.
Unos doscientos manifestantes del recién creado Partido de los Trabajadores Egipcios se instalaron en una esquina y ondearon banderas rojas con los símbolos comunistas de la hoz y el martillo.
Uno de los participantes en la protesta, el estudiante de química de 21 años Abdel Rahman, explicó a Efe que su mayor deseo es conseguir un empleo en Arabia Saudí, ante la falta de oportunidades en su país.
"Quiero trabajar en Egipto, me encanta mi país, pero sé que aquí no encontraré un trabajo para el que estoy cualificado", lamentó.
Por su lado, Amr Ramzi, que encabezaba una comitiva de empleados de la empresa petrolera Petrojet, reclamó salarios dignos para los más de 21 millones de trabajadores que tiene Egipto, según datos de 2008 de la Organización Internacional del Trabajo, y un puesto para las decenas de miles de parados del país.
Ramzi reconoció que la tarea se presenta difícil, pero argumentó que la solución está en manos de los ciudadanos egipcios: "estamos mejor sin Mubarak, claro, y este es un país rico, pero ahora tenemos que trabajar duro para construir un nuevo Egipto". EFE
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