El papa Benedicto XVI elogió este domingo al nuevo beato Juan Pablo II por haber tenido "la fuerza de un gigante" para "invertir" la tendencia de "la sociedad, la cultura y los sistemas político y económicos" de abandonar el cristianismo.
"Abrió a Cristo la sociedad, la cultura, los sistemas políticos y económicos, invirtiendo con la fuerza de un gigante, fuerza que venía de Dios, una tendencia que podía parecer irreversible", dijo el Papa durante la homilía pronunciada con ocasión de la beatificación de su predecesor.
"Ayudó a los cristianos de todo el mundo a no tener miedo de llamarse cristianos, de pertenecer a la Iglesia, de hablar del Evangelio", dijo ante una multitud de personas llegadas de todo el mundo para asistir en la plaza de San Pedro a la beatificación de Juan Pablo II, pontífice de 1978 al 2005.
Benedicto XVI, primer pontífice en siglos que proclama beato a su predecesor, recordó que el papa polaco, había vivido la confrontación entre marxismo y cristianismo.
"Karol Wojtyla subió al trono de Pedro llevando consigo la profunda reflexión entre el marxismo y el cristianismo, centrada en el hombre. Su mensajes fue éste: el hombre es el camino de la Iglesia y Cristo es el redentor del hombre", subrayó.
"Aquella carga de esperanza que en cierta manera se le dio al marxismo y a la ideología del progreso, él la reivindicó legítimamente para el cristianismo, restituyéndole la fisionomía auténtica de la esperanza", dijo.
En su homilía, Benedicto XVI, quien derogó la norma que obliga a esperar cinco años de la muerte de una persona para abrir su proceso de beatificación, reconoció que la causa se realizó con "razonable rapidez".
"Ya en aquel día (al referirse a los funerales) percibíamos el perfume de su santidad", dijo.
"Y he aquí que el día esperado ha llegado. Ha llegado pronto porque así lo ha querido el Señor: Juan Pablo II es beato", clamó.
El Papa concluyó su homilía agradeciendo a Dios por haberle concedido de colaborar "durante mucho tiempo con el beato papa Juan Pablo II".
"Cuando me llamó a Roma como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, durante 23 años pude estar cerca de él y venerar cada vez más su persona. Su profundidad espiritual y la riqueza de sus intenciones sostenían mis servicios. El ejemplo de su oración siempre me ha impresionado y edificado", recordó.
-AFP
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