El magnate Carlos Slim ha incursionado esta semana en la banca española al tiempo que en México su imperio de telecomunicaciones hace frente a sanciones antimonopólicas y reimpulsa su viejo anhelo de acceder al mercado de la televisión paga.
Después de años batallando para que se le permita prestar servicios de televisión, Telmex (Teléfonos de México) logró el miércoles que un tribunal ordenara al ministerio de Comunicaciones pronunciarse a la brevedad.
Ese despacho respondió que necesitará al menos dos semanas, pero en las filas de Telmex crece el optimismo.
"Esperamos una resolución positiva para nosotros. Por Telmex pero también por los consumidores. Para que tengan una nueva opción", dijo Arturo Elías Ayub, vocero de la empresa y director de su fundación, a la AFP.
La compañía bandera de Slim está impedida de participar en la televisión pues acumula un control nacional de alrededor de 85% de la telefonía fija con Telmex y 70% de la celular con la compañía Telcel.
Por el contrario los dos gigantes de la televisión en México, Televisa y Tv Azteca, anunciaron recientemente una alianza para aumentar su participación en el mercado de telefonía celular.
Las empresas de Slim brindan televisión paga en 12 de los 18 países americanos en los que tiene presencia con América Móvil, líder regional de la telefonía celular con 225 millones de clientes.
Mientras Slim -el hombre más rico del mundo según la revista Forbes- batalla en su país, también anunció su desembarco en la banca española con una inversión de un millón de acciones de Caixabank, el nuevo banco surgido del proceso de reforma del sector impulsado por el gobierno y el Banco de España para acallar los temores de los mercados.
"El ingeniero (Slim) tiene una gran confianza en el grupo empresarial que manejará Caixabank y en España como país", aseguró Elías Ayub.
Slim, cuya fortuna alcanza los 74.000 millones de dólares, tiene abierto otro frente en su país con denuncias de los competidores de Telmex sobre las tarifas que cobra para permitir conectar las llamadas de otros operadores.
Telmex fue sancionada el 15 de abril con una multa de más de 1.000 millones de dólares, la mayor de la historia mexicana, por presuntas acciones monopólicas.
Carlos Slim, de 71 años, defiende que sus empresas son tan poderosas por sus altos niveles de inversión (USD 8.300 millones anunciados para este año, la mayoría en México y Brasil) y sostiene que sus rivales pretenden utilizar su extensa red telefónica de forma gratuita.
La empresa de Slim recurrió la sanción y su portavoz dice que tiene "muy poco sustento jurídico". Pero la prensa mexicana especula con un posible pulso entre el gobierno y el imperio telefónico.
El ejecutivo promulgó también la última semana reformas para impulsar la competencia que hacen más duras las sanciones, en base a los ingresos del infractor, y contempla incluso penas de cárcel.
Además, la Corte Suprema decidió que las telefónicas no podrán utilizar el recurso de amparo para evadir el cumplimiento de las sanciones antimonopólicas mientras se resuelven los litigios en los tribunales, un recurso que han utilizado las empresas de Slim.
"Dicen que la guerra es entre Telmex y Televisa, pero yo creo que es entre el Grupo Carso (el gran conglomerado de Slim) y el gobierno. Luego vienen las disputas entre empresas", dijo Ernesto Piedras, director general de The Competitive Intelligence Unit, consultoría de mercado y regulación, a la AFP.
"Telmex es el dominante y se resiste a dejar de serlo. Y está en su justo derecho. Pero el papel del gobierno es nivelar beneficios", señaló el experto, que prevé que le sea negado de nuevo a Telmex el acceso a la televisión paga.
Las acciones de América Móvil, a la que pertenece Telcel, cayeron 13,6% en México desde los 33,93 pesos de un día antes de recibir la multa récord a los 29,86 del viernes. AFP
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