Pueden parecer inofensivas pero las piscinas portátiles y las inflables son mucho más peligrosas de lo que muchos padres creen y muchos niños mueren ahogados en ellas.
Bastan dos minutos y unos cuantos centímetros de agua para que un niño se ahogue.
Esa es la conclusión de un nuevo estudio llevado a cabo en el Centro para Investigación y Política de Lesiones del Hospital Infantil Nacional en Ohio, Estados Unidos.
Según los científicos, un niño se ahoga en una de estas piscinas cada cinco días durante el verano en ese país. Y como tienen un bajo costo y son fáciles de usar, se han convertido en un entretenimiento cada vez más común en muchos hogares estadounidenses.
Sin embargo, afirma el estudio publicado en la revista Pediatrics, muchos padres no están conscientes de que estas piscinas son mucho más peligrosas de lo que se piensa.
Los investigadores encontraron que la mayoría de los casos de ahogamiento en piscinas portátiles e inflables involucran a niños menores de 5 años y ocurren en sus propios patios o jardines durante los meses de verano.
"Debido a que las piscinas portátiles son por lo general pequeñas, de bajo costo y fáciles de usar, los padres a menudo no piensan en los peligros potenciales que presentan" dice el doctor Gary Smith, quien dirigió el estudio.
"Sólo se necesitan dos minutos y unos pocos centímetros de agua para que se ahogue un niño".
"Por eso es importante que los padres se den cuenta de que las piscinas portátiles son tan peligrosas como las piscinas a nivel de la tierra", agrega.
Lapsos de supervisión
El doctor Smith y su equipo investigaron las circunstancias de todas las muertes por ahogamiento en piscinas portátiles e inflables de niños menores de 12 años desde 2001 a 2009.
Los resultados mostraron que el 94% de las víctimas tenían menos de 5 años de edad, la mayoría de las muertes se debieron a "lapsos breves en la supervisión" y otras resultaron cuando los niños "encontraron formas de superar las barreras que se habían colocado para mantenerlos seguros".
"Más del 40% de los niños en este estudio estaban siendo supervisados por un adulto cuando ocurrió el evento de inmersión" dicen los investigadores.
"En 18% de los casos, una interrupción breve en la supervisión, como socializar con los vecinos, contestar el teléfono o llevar a cabo otras tareas, fue suficiente para que el evento de inmersión ocurriera", agregan.
Según los investigadores, esto demuestra que no basta con que un adulto esté supervisando a los niños en la piscina, sino es necesario poner en práctica "niveles múltiples de supervisión" para evitar un ahogamiento.
Esto incluye medidas como evitar que los niños tengan acceso a la piscina cuando el adulto no está presente (así sean sólo unos minutos), mantener seguros a los niños cuando están dentro de la piscina y estar preparados para responder a la emergencia si ocurre una lesión por inmersión.
Los investigadores encontraron también una "falta de accesibilidad" a las herramientas de prevención de ahogamiento, como vallas de seguridad para aislar a las piscinas, cubiertas de seguridad, escaleras portátiles y alarmas diseñadas específicamente para este tipo de piscinas.
Muchos de estos accesorios, dicen los autores, son demasiado costosos o simplemente no están disponibles.
"Los fabricantes de piscinas portátiles e inflables deberían desarrollar herramientas más efectivas y menos costosas para ayudar a los padres a disminuir los peligros de ahogamiento asociados a estos productos" dice el doctor Smith.
Tal como señalan los expertos, la supervisión de los adultos es esencial, pero la clave para la prevención de estos eventos es la concientización de que basta con voltearse o distraerse dos minutos para que un niño se ahogue en una piscina.
BBC