El exprivado de libertad en condición de preliberado, Julián Revette, expresó este miércoles que el problema que se vive en las cárceles nacionales es producto del mercantilismo incrustado dentro de los penales del país.
Revette, quien cumplió 9 años de prisión en diferentes recintos penitenciarios, dijo que “esta es una historia de hace mucho tiempo, donde el mercantilismo y la indolencia se unieron. Desde hace mucho tiempo, en los penales quedaron enquistados gente que el dinero era su tesoro y nunca tomaron en cuenta al ser humano”.
Durante su participación en el espacio Toda Venezuela transmitido por Venezolana de Televisión, indicó que es muy difícil que el Estado pueda solucionar la situación de los centros penitenciarios, si se mantienen dentro de los mismos personas para quienes el mercantilismo es lo primero.
Señaló que si por ejemplo, alguien es nombrado director del penal y llega a su cargo con intenciones de hacer lo correcto “sale rápido”. “El que entra sano (a la cárcel) al llegar ahí se convierte rápido, porque es como nombrar a un director de un penal que quiera hacer las cosas bien y tiene que salir rapidito”, agregó.
Para el preliberado, cuando una persona sale en libertad, en esa condición es estigmatizado situación que en su opinión, dificulta su proceso de reinserción social. Añadió que a un preliberado que tiene intenciones de buscar empleo, se le dificulta porque aparece en internet reseñado.
Libro La Fusta del Verdugo
Otro obstáculo con el que se debe enfrentar una persona en esta condición lo constituye el régimen de presentación, que los obliga a acudir 4 veces al mes ente los tribunales.
Esta situación, a su juicio, representa un obstáculo para quien ha logrado encontrar empleo, pues al explicar al patrón su circunstancia, este en muchas ocasiones, opta por despedirlo del trabajo.
Finalmente, Revette recomendó a las personas privadas de libertad que “es mejor vivir que morir, el tiempo que Dios nos de, busquemos ser lo mejor que podamos, eso es lo que puedo decirle a mis compañeros”.
Julián Revette escribió el libro La Fusta del Verdugo, donde narra parte de su experiencia como interno. Hasta hace algún tiempo cumplía su condena por las noches en el edificio anexo al internado de La Planta en Caracas, mientras en el día trabajaba como pregonero del diario Ciudad CCS.
Actualmente continúa laborando en ese medio, pero por las noches le otorgaron un régimen especial que le permite pernoctar en su casa.
(Correo del Orinoco)