El Gobierno de Hugo Chávez trata de fortalecer el sector turístico con una estrategia que busca confrontar la "campaña" que, dice, existe contra de la imagen política de Venezuela y sobre la inseguridad en el país, en momentos en que este renglón ya supone un 4 % del PIB.
"Hay una matriz (de opinión), también, de que nosotros además de comer niños nos comemos a los privados", bromeó el ministro de Turismo Alejandro Fleming en una entrevista con Efe, al asegurar que el Gobierno de Venezuela se encuentra embarcado en una estrategia para desmontar la imagen negativa que se difunde del país.
"Después del golpe de Estado (de 2002) se arreció una campaña que buscaba aislar a Venezuela internacionalmente", dijo Fleming, al recordar que durante su desempeño como embajador en Bruselas (2008-2010) ya trabajó para dar respuesta a los aspectos negativos que circulan en Europa sobre el Gobierno de Venezuela.
"Nuestra estrategia de promoción del país fue, digamos, encaminar a desmontar esa idea de que en Venezuela hay una dictadura, de que en Venezuela a las ocho de la noche tú no puedes salir porque te van a matar, porque el régimen dictatorial de Hugo Chávez no te permite a ti ser dueño ni de tus camisas", indicó Fleming.
En ese sentido, destacó evidencias que rompen esa imagen como el trabajo conjunto entre el sector privado y público en materia de turismo, señalando que el Estado sólo posee 12 hoteles y 18.000 de las 116.000 habitaciones con que cuenta el país, donde trabajan 10.192 empresas de servicios turísticos privados.
"Durante la revolución (bolivariana, como llama el Gobierno al periodo que comenzó en 1999 con la llegada de Chávez al poder), parece mentira -afirmó el ministro-, el promedio de visitantes anuales es de 600.000 personas", una cifra que, señaló, dobla los turistas que viajaban a Venezuela antes de esa fecha.
Actualmente, el sector turístico representa el 4 % del PIB venezolano (que, según el Banco Mundial, superó en 2009 los 326.000 millones de dólares) un porcentaje que Fleming considera "elevado" en una país de "tradición petrolera".
El ministro aseguró que Estados Unidos es, junto a Colombia, uno de los principales emisores de turistas para el sector turístico venezolano, "un detalle interesante -puntualiza Fleming-, porque es donde más está afianzada la campaña contra Venezuela".
El Gobierno apuesta, además, a otras bazas para el desarrollo del sector como un acuerdo estratégico con Rusia y otro preferencial con China, que implica una capacitación de los trabajadores del sector para afrontar las peculiaridades de los turistas asiáticos.
"China va a ser en cinco años y, en diez años consolidado, el principal emisor de turistas. (...) No son 10.000 chinos, no son 100.000, son millones de chinos y todo el mundo busca establecer acuerdos turísticos, (...) nosotros ya lo firmamos", se enorgullece el ministro.
Fleming resalta entre los logros de los doce años de Gobierno chavista la inclusión de "la recreación" como un derecho fundamental y la idea de hacer del turismo una herramienta de inclusión de los sectores más desfavorecidos.
"Si los operadores (turísticos) grandes se sientan a hablar con Venezuela es porque saben que nosotros tenemos las condiciones para ser destinos turísticos internacionales y, dentro de esas condiciones, la de seguridad", insistió Fleming, al mencionar al operador alemán TUI entre los contactos del Gobierno venezolano.
A pesar de los avances, las advertencias sobre la inseguridad en Venezuela persisten en las recomendaciones que numerosos Gobiernos extranjeros dan a sus ciudadanos sobre este país, que tiene un índice de asesinatos de 48 por cada 100.000 habitantes, uno de los más altos de la región.
El ministro aseveró que "no se puede estigmatizar a un país" y señaló que "ciertamente hay un problema de inseguridad, pero mundial".
"Es como si nosotros dijéramos: no viajen a Europa porque hay ahorita una crisis financiera grande", indicó.
El ministro mantiene que el control de cambio que instaló el Gobierno en 2002 para evitar la fuga de capitales no ha supuesto un descenso de los visitantes ni de los venezolanos que viajan al exterior, a pesar de que un dólar se cambia a 4,3 bolívares en establecimientos oficiales y por encima de 8 en la calle.
"Estamos estudiando ahorita, conjuntamente con las entidades bancarias, buscar un mecanismo que le facilite al turista extranjero cambiar las divisas de manera mucho más ágil y que ese mecanismo no se vea perturbado por algún mercado o por alguna mafia", indicó Fleming, en alusión a los cambistas ilegales.