El suceso ocurrió en la tarde del sábado en la mina Santa Rita de Otáez, donde los mineros trabajaban como supervisor, perforador y ayudante.
Dos de ellos, padre e hijo, entraron por mineral a una zona abandonada desde hacía años, donde al parecer el gas se había acumulado. Dado que a los 10 minutos ninguno salía, el supervisor entró a buscarlos y también sucumbió a los vapores.
De acuerdo con los compañeros de los mineros muertos, la inhalación de este gas causa la muerte en un plazo de dos minutos.
El país sufrió el mes pasado otra tragedia en una mina del norteño estado de Coahuila, cuando 14 trabajadores quedaron enterrados. En 2006, una explosión de gas en otra mina coahuilense acabó con la vida de 65 mineros.
En los últimos años se han exigido leyes más estrictas para la operación de yacimientos en México, pero por el momento no se ha concretado un reglamento a seguir. EFE
