AVN .- Es moneda corriente decir que Venezuela tiene “la gasolina más barata del mundo”, lo que no parece estar entre esas consideraciones es que el país también tiene los costos de electricidad más bajos de América Latina. Las actuales tarifas del Kilovatio-Hora (Kwh), por citar un ejemplo, están 92% por debajo de lo que se factura en Panamá.
Sin embargo, el bajo precio de la electricidad para los venezolanos no significa que hagan uso racional del recurso. Tan sólo en el último año, de acuerdo a estimaciones del Ministerio del Poder Popular para la Energía Eléctrica (Mppee), el consumo de Venezuela estuvo 14% por encima de la media regional.
Es decir, 98% de la población venezolana con acceso a la electricidad y las empresas criollas consumieron en conjunto más que el gigante Brasil, Colombia o Chile.
Las razones de ese pico nunca antes registrado, además del crecimiento de la economía de 4,5% en el último trimestre, apuntan principalmente hacia el despilfarro de los consumidores venezolanos, quienes además han gozado de tarifas congeladas desde hace 10 años.
Consumo excesivo
La reciente experiencia del fenómeno El Niño, que en 2010 afectó a los principales embalses de generación hidroeléctrica (principal fuente eléctrica del país), motivó a implementar medidas de ahorro energético, sin embargo, parecen no haber calado en la conciencia de preservación del recurso.
“Apenas se suspendieron las medidas de racionamiento eléctrico se disparó la demanda”, dijo recientemente el ministro para la Energía Eléctrica, Alí Rodríguez, quien citó que tan sólo en Caracas, el consumo se incrementó en 7,5% a principios de este año.
Y la demanda sigue arriba. Araque indicó que el gasto de energía, que en enero fue de 15 mil 178 megavatios (MW), superó los 17 mil en junio y se espera que en octubre se alcance la inédita cifra de 18 mil.
La respuesta del Estado -que en 2007 asumió el manejo de la electricidad por considerarlo como sector estratégico- es tratar de orientar a la población hacia el “consumo necesario. No estamos penando el uso de energía, estamos pidiendo una contribución”, dijo Araque.
Más inversión
Mientras la electricidad en Venezuela estuvo en manos del sector privado, se incorporaron menos MW al sistema interconectado si se compara con la inversión realizada por el Estado desde que tomó control de la energía eléctrica hace cuatro años.
Datos suministrados por la cartera de Energía eléctrica revelan que en los últimos cuatro años se han instalado 8.382 MW, lo que representa 40% más de capacidad de generación con respecto a los 2.935 que incorporó la empresa privada entre 1989 y 1998.
El plan para este año y el próximo es integrar otros 9.162 MW, de los cuales 5.987 serán nueva generación y 3.184 provendrán del plan de recuperación de capacidad instalada.
Los esfuerzos por incrementar la capacidad de generar eléctricidad también han procurado cambiar el patrón de generación para dar prioridad a la energía térmica.
Si bien alrededor de 70% de la energía que se consume en Venezuela proviene de la hidroeléctrica del Guri, la crisis que vivieron los embalses en 2010 puso en alerta al Estado para contar con fuentes alternativas menos susceptibles al cambio climático.
Hasta el año pasado, también se consideró la posibilidad de utilizar energía nuclear, pero la tragedia que afectó a Japón tras el terremoto en Fukushima, obligó a suspender esos planes. La posibilidad más factible fue la termoeléctrica, que requiere de combustibles -gas o diesel-, abundantes en el territorio venezolano.
Pero más allá del desarrollo de inversiones para incrementar la capacidad del sistema interconectado nacional, el Estado mantiene una clara premisa: el consumo no puede ser infinito.
“No es posible para ningún país lograr una capacidad de generación eléctrica infinita. Por lo tanto, la demanda no puede ser infinita y, en consecuencia, es necesario el uso racional de la demanda”, expresó la semana pasada el Vicepresidente Ejecutivo de la República, Elías Jaua.
Situación mundial
La necesidad de ahorro no es sólo en Venezuela. A escala mundial escasean los recursos energéticos y se encarecen los servicios de suministro de electricidad que requieren de combustibles fósiles para su funcionamiento.
La incapacidad para aumentar la oferta de hidrocarburos (por el agotamiento de reservas y el escaso hallazgo de nuevos yacimientos) aunado a la imparable demanda de energía, atentan contra la seguridad en ese sector y obligan a los países a tener una política de preservación de sus recursos.
Tan sólo Estados Unidos, nación que consume 25% del petróleo mundial, requiere importar más de 53% del crudo que gasta porque su capacidad de producción ha tenido un descenso histórico desde la década de 1950. El precio de esas importaciones recae directamente en el bolsillo de los ciudadanos.
En Venezuela, la abundancia de recursos energéticos y el subsidio a los servicios como la electricidad permiten que sus habitantes estén en una posición privilegiada respecto a sus vecinos del continente.
Si tan sólo se compara el precio del Kwh de Venezuela (10 dólares) con países como Panamá (153,2 dólares), Chile (129,9 dólares), Brasil (95,5 dólares), Uruguay (91,5 dólares), México (74 dólares), Ecuador (61 dólares) o Argentina (37 dólares), queda en evidencia que el gasto de un venezolano promedio en energía es considerablemente menor.
No obstante, la insistencia del Estado venezolano, en voz del Vicepresidente Jaua, persiste: “El ahorro energético es una necesidad hoy en el mundo, las Naciones Unidas hacen un llamado al ahorro energético, porque la generación de electricidad tiene límites, no es infinita”.