Investigadores españoles han desarrollado unas gafas de sol "electrocrómicas", basadas en una nueva tecnología que permitirá adecuar la intensidad de color de las lentes e, incluso, que se autoajusten en función de la intensidad lumínica del ambiente.
Las nuevas gafas, en cuyo diseño han colaborado el Centro de Tecnologías Electroquímicas (Cidetec), la Universidad Carlos III de Madrid y el Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA), beneficiarán tanto a pacientes con baja visión como al resto de usuarios.
Actualmente existen en el mercado lentes fotocromáticas, que automáticamente se oscurecen cuando se exponen a la luz ambiental.
Sin embargo, el factor que desencadena el oscurecimiento es la exposición a la luz de tipo UV-A que, aunque no es visible está presente en el espectro solar.
Esta tecnología funciona razonablemente bien en ambientes exteriores, pero dentro del coche o en interiores muy soleados el comportamiento no es el deseado, según informa Indo, empresa que desarrolla el proyecto,
Las lunas de los automóviles o los cristales de las ventanas pueden absorber parcial o totalmente la luz UV-A y no permiten que las lentes fotocromáticas se activen adecuadamente, aun habiendo gran cantidad de luz visible.
Por el contrario, la tecnología electrocrómica se basa en la aplicación de un impulso eléctrico a cristales especialmente diseñados para que cambien de color en función de la intensidad de la corriente.
Con un control adecuado del estímulo eléctrico, éste se puede asociar a un regulador que permita al usuario cambiar la intensidad de color a su gusto o a un fotodiodo que detecte la intensidad de luz visible ambiente y, automáticamente, incida sobre la intensidad de color de la lente.
Por otro lado, según los investigadores, la tecnología electrocrómica representa también un avance sobre la fotocrómica en la velocidad de transición de lentes claras a oscuras, ya que los cambios son prácticamente instantáneos frente a los minutos que se necesitan en el otro caso.
Tecnologías parecidas ya se aplican a los retrovisores de algunos coches para evitar el deslumbramiento en conducción nocturna, y en las ventanillas de algunos aviones para regular la intensidad de luz exterior.
En el caso de las lentes oftálmicas, para los pacientes con baja visión, también se prevé que la nueva técnica se combine con filtros absolutos de la luz más energética (ultravioleta, violeta y, en algunos casos, azul) para proteger de los efectos no deseados que puede tener en algunas patologías oculares.
Las nuevas gafas, en cuyo diseño han colaborado el Centro de Tecnologías Electroquímicas (Cidetec), la Universidad Carlos III de Madrid y el Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA), beneficiarán tanto a pacientes con baja visión como al resto de usuarios.
Actualmente existen en el mercado lentes fotocromáticas, que automáticamente se oscurecen cuando se exponen a la luz ambiental.
Sin embargo, el factor que desencadena el oscurecimiento es la exposición a la luz de tipo UV-A que, aunque no es visible está presente en el espectro solar.
Esta tecnología funciona razonablemente bien en ambientes exteriores, pero dentro del coche o en interiores muy soleados el comportamiento no es el deseado, según informa Indo, empresa que desarrolla el proyecto,
Las lunas de los automóviles o los cristales de las ventanas pueden absorber parcial o totalmente la luz UV-A y no permiten que las lentes fotocromáticas se activen adecuadamente, aun habiendo gran cantidad de luz visible.
Por el contrario, la tecnología electrocrómica se basa en la aplicación de un impulso eléctrico a cristales especialmente diseñados para que cambien de color en función de la intensidad de la corriente.
Con un control adecuado del estímulo eléctrico, éste se puede asociar a un regulador que permita al usuario cambiar la intensidad de color a su gusto o a un fotodiodo que detecte la intensidad de luz visible ambiente y, automáticamente, incida sobre la intensidad de color de la lente.
Por otro lado, según los investigadores, la tecnología electrocrómica representa también un avance sobre la fotocrómica en la velocidad de transición de lentes claras a oscuras, ya que los cambios son prácticamente instantáneos frente a los minutos que se necesitan en el otro caso.
Tecnologías parecidas ya se aplican a los retrovisores de algunos coches para evitar el deslumbramiento en conducción nocturna, y en las ventanillas de algunos aviones para regular la intensidad de luz exterior.
En el caso de las lentes oftálmicas, para los pacientes con baja visión, también se prevé que la nueva técnica se combine con filtros absolutos de la luz más energética (ultravioleta, violeta y, en algunos casos, azul) para proteger de los efectos no deseados que puede tener en algunas patologías oculares.
EFE