(EFE).- Una joven española de 26 años se enfrenta a siete años y
medio de prisión por presuntamente molestar a los vecinos tocando el
piano y desoír los requerimientos para que insonorizaran la habitación donde
practica.
La Fiscalía reclama esa pena para la joven intérprete y sus padres, vecinos
del municipio de Puigcerdà (Girona, noreste).
La familia está acusada de un delito contra el medio ambiente y otro
de lesiones por los daños psicológicos que los ruidos del piano
provocaron supuestamente a una vecina, que fue la que presentó la denuncia que
dio pie a este proceso penal
La elevada petición fiscal ha indignado al abogado de la defensa, que cree
que se ha trasladado a la esfera penal un asunto que debería dirimirse a través
del derecho administrativo o civil.
La Fiscalía pide también a la intérprete y sus padres el pago de una
multa de 360 euros (unos 470 dólares), así como otros 21.900 en
concepto de indemnización para la vecina, y su inhabilitación para cualquier
profesión relacionada con el uso de pianos.
Según el fiscal, desde octubre de 2003 hasta septiembre de 2007, la
intérprete, “alentada y ayudada activamente por sus padres”, tocó el
piano en el domicilio familiar durante ocho horas diarias un mínimo de cinco
días a la semana, en una habitación que no estaba adecuadamente
insonorizada.
La música provocaba niveles de ruido “notablemente superiores” al
límite de 30 decibelios en horario diurno que establece la Ley
de Protección Contra la Contaminación Acústica para los instrumentos musicales,
según el ministerio público.
En marzo de 2006, la vecina presentó una denuncia ante el
Ayuntamiento de Puigcerdá, que en cuatro ocasiones, hasta febrero de
2007, requirió a la familia que cesara en la emisión de ruidos e insonorizara la
habitación donde se encontraba el piano, aunque los acusados hicieron caso omiso
de los mismos, según el fiscal.
Los ruidos causados por la pianista, según la acusación, ocasionaron
un trastorno adaptativo con síntomas de ansiedad que derivaron en
problemas de gestación en la última fase de su embarazo, lo que la obligó a
someterse a terapia y a un tratamiento de ansiolíticos.
La mujer, que ejerce la acusación particular, estuvo medio año de
baja por ese trastorno y tuvo que mudarse temporalmente a otro
domicilio junto a su familia para conseguir una mejora de su estado de salud,
mantiene la Fiscalía.
La intérprete, según publica hoy el periódico “La Vanguardia”, compagina la
formación musical con recitales y giras.
Su historia recuerda la del niño de 7 años al que la Guardia Urbana de
Tarragona multó hace unos meses con 800 euros a raíz de las quejas
vecinales que originaba cuando ensayaba con su trombón.