El juez Baltasar Garzón ha vuelto hoy al Tribunal Supremo para ocupar por segunda vez el banquillo de los acusados y ser sometido a juicio por su investigación de los crímenes del franquismo.
Esta vez se enfrenta a la pena máxima prevista para el delito de prevaricación, 20 años de inhabilitación que pide para él el pseudosindicato Manos Limpias, del ultraderechista Miguel Bernard. El abogado del juez ha pedido la nulidad del proceso nada más empezar la vista de las cuestiones previas. A las puertas del alto tribunal se han concentrado unas 300 personas para apoyar a Garzón, entre ellos, compañeros del magistrado en la Audiencia Nacional, el coordinador de IU, Cayo Lara, el diputado de la coalición de izquierdas Gaspar Llamazares y miembros de la plataforma contra la impunidad del franquismo. Observadores internacionales han acudido al juicio para vigilar su desarrollo.
EL PAIS