El estallido del caso Urdangarín ha enrarecido aún más las ya tensas
y distantes relaciones entre Don Juan Carlos y Doña Sofía, que hacen
vidas prácticamente separadas, más allá de los actos oficiales compartidos por
el jefe del Estado y su esposa, desde hace más de una década.
Así lo han revelado a El Confidencial fuentes muy cercanas a La
Zarzuela, que sostienen que las insólitas medidas adoptadas por la Casa
del Rey en las últimas semanas, hacer públicas sus finanzas y apartar a
Iñaki Urdangarín de la agenda oficial, tal vez hayan amortiguado el desgaste de
la Corona, pero a costa de envenenar las relaciones personales entre los
miembros de la Familia Real.
La prueba más palpable de la brecha que el caso Urdangarín ha abierto entre
el monarca y su esposa es que, casi por primera vez en los 36 años de reinado de
Juan Carlos I, las desavenencias entre ambos, lejos de resolverse en el ámbito
privado, se han aireado de forma ostentosa.
El detonante de ese público desencuentro fue el viaje de Doña Sofía a
Washington el pasado 30 de noviembre, en plena eclosión del escándalo
por los negocios privados del duque de Palma, para visitar a su yerno,
a su hija, la infanta Cristina de Borbón, y a sus cuatro nietos.
La Reina no sólo viajó a EEUU para respaldar a los Urdangarín-Borbón en
contra del criterio de Don Juan Carlos, partidario de aislar al duque de Palma
para proteger a la Corona, sino que autorizó expresamente al semanario
¡Hola! a publicar unas fotografías en las que Doña Sofía aparecía con los Duques
de Palma en las calles de la capital estadounidense.
Sin ese gesto, es muy probable que ni el viaje ni el enfrentamiento entre los
Reyes por el caso Urdangarín hubiesen trascendido a la opinión pública, pero
aquel reportaje fue un claro desafío a la voluntad del monarca por parte de su
consorte.
Ese episodio, que trascendió con mucho el ámbito de lo estrictamente privado,
representa, según las fuentes consultadas, la última muesca de un largo
historial de desencuentros entre los Reyes, que vivieron uno de sus más
agrios enfrentamientos a raíz del compromiso matrimonial del heredero de la
Corona, Felipe de Borbón, con la entonces periodista y actual Princesa
de Asturias, Letizia Ortiz.
Don Juan Carlos se opuso firmemente a ese enlace, pero Doña Sofía se enfrentó
a él y se puso en todo momento del lado de su hijo.
Sólo la agenda oficial
Los Reyes suelen compartir no más de uno o dos actos oficiales a la semana y
otros tantos viajes de Estado anuales. Pero, más allá de esa agenda oficial,
el monarca y su esposa viven prácticamente separados.
Doña Sofía, según las fuentes consultadas, pasa desde hace más de una década
gran parte de los fines de semana en Londres en compañía de su hermano, el
depuesto rey Constantino de Grecia, y la esposa de éste, Ana María de Dinamarca,
ambos en el exilio desde que el golpe de los coroneles derribó la monarquía
griega en 1967. La Reina también viaja con frecuencia fuera de España junto a su
hermana, Irene de Grecia.
“La separación de facto de los Reyes viene de muy lejos, aunque
después de la muerte de Don Juan de Borbón se produjo un pequeño acercamiento
entre ambos”, aseguran las fuentes consultadas. El padre del Rey
falleció en 1993, y su madre, Doña María de las Mercedes, en 2000, a los 89 años
de edad. “A partir de entonces, las agendas privadas de los Reyes se separaron
definitivamente”, añaden las mismas fuentes.
A raíz del caso Urdangarín, la Reina, sus hermanos y sus sobrinos han
arropado al duque de Palma en público y en privado, mientras que el Rey
y los Príncipes de Asturias han optado por marcar distancias, tanto en el ámbito
familiar como, sobre todo, en el institucional.
Información El
Confidencial