(EFE).- Una historia real y un juego que levanta pasiones.“Moneyball” utiliza esas dos premisas para construir una historia a mayor gloria de un Brad Pitt que borda un personaje que no se esconde tras caracterizaciones ni personalidades complejas.
Pitt interpreta a Bill Beane, un exjugador de béisbol que pasó de rutilante promesa a fracaso histórico y que se recicló como manager de un equipo modesto, los Oakland Athletics. Una historia que marcó un antes y un después en el béisbol estadounidense con los tintes del sueño americano que tanto gustan en Estados Unidos.
Una historia salpicada con flashbacks a sus comienzos como jugador, pero que se centra en los entresijos de la gestión de equipos de béisbol, en sus fichajes, el juego de dinero y las apuestas de cada entrenador por unos u otros jugadores.
Pitt se mueve como pez en el agua en su papel de fracasado sin rencor que trata de aplicar teorías novedosas en un área tan tradicionalista como el béisbol.
Una película sólida, con un guión bien construido de Steve Zaillian (“Schindler’s list”) y Aaron Sorkin (“The social network”), pero que no sale de su universo deportivo y que resulta un tanto repetitiva para los que no adoren este juego.
Algunas escenas brillantes que permiten conocer el trasfondo del béisbol se mezclan con las mucho más funcionales que se desarrollan en el campo de juego y que no aportan gran cosa a la historia.
Con un buen plantel de secundarios -como Philip Seymour Hoffman o Robin Wright- que en ningún momento hacen sombra a Pitt, “Moneyball” se beneficia de su estrella para conseguir un resultado entretenido pero cuyas siete nominaciones a los Óscar, entre ellas la de mejor película, exageran su calidad.
Y que ha servido para darle a Pitt su tercera nominación -después de “Twelve monkeys” (1995) y “The curious case of Benjamin Button” (2008)-. Aunque no parece que sea la definitiva, ya que tiene enfrente a un George Clooney que encabeza todas las apuestas por “The descendants”.
“Moneyball” se estrena mañana en España y la próxima semana en algunos países latinoamericanos, como Brasil, tras un discreto resultado de taquilla en Estados Unidos, un dato que parece el común denominador de las películas más nominadas a los Óscar de este año.
Alicia García de Francisco