Una noche, en silencio y sin mediar palabras, un grupo de hombres armados entró a la casa de Evel para llevarse a su hijo de 21 años a un destino incierto que aún hoy no conoce.
Ella es ahora una de las madres de la Plaza de Mayo de Argentina, una de tantas que, con lágrimas en los ojos, lucha por el derecho de miles de desamparados.
Lucha. Esa fue la palabra que resaltó durante la entrevista que Evel de Petrini concedió a Noticias24 desde su despacho en la Asociación Madres de la Plaza de Mayo, ubicada en Buenos Aires. “Ya son 35 años de lucha cumplimos en abril (…) una lucha que se inició a raíz de la desaparición de nuestros hijos”.
Con su característico pañuelo blanco en la cabeza, firmeza al responder sobre sus 30 mil hijos y lágrimas al expresar el orgullo que sentía por cada uno de ellos, la Secretaria de la Asociación explicó en detalle el principio y fin de su misión, su labor y el mensaje que debe ser legado de la vida de las mujeres que después de tanto tiempo, no abandonan la esperanza de ver justicia.
La historia: “Nosotras nacimos por ellos, seguimos por ellos y por lo que ellos querían”
Entre los años 1976 y 1983 y tras un Golpe de Estado, comenzó en Argentina lo que hoy se conoce como Proceso de Reorganización Nacional, que no es más que el nombre de la dictadura cívico-militar. Fue, sin duda, uno de los episodios más oscuros de la historia del país de cono sur y el contexto en el que las Madres de la Plaza de Mayo vieron partir la vida y futuro de aquellos a quienes una vez tuvieron en sus brazos y enseñaron a caminar.
“Cuando nos dimos cuenta de que no íbamos a tenerlos como nosotras queríamos, es decir, vivos, seguimos la lucha por los derechos a la vida de la gente”, dijo Evel con tono seguro y prometedor. “Nosotras nacimos por ellos, seguimos por ellos y por lo que ellos querían (…) y queremos en lo posible parecernos a ellos, porque nunca vamos a ser iguales, y luchar por lo que ellos querían, un mundo más justo, luchar por el otro y que el dinero sea solo para el beneficio de todos”.
Entre fotografías con jefes de Estado, personalidades de la música y la cultura, y pañuelos que clamaban justicia, Evel de Pietrini explicó el motivo por el cual tanto tiempo después siguen en la misma línea: sus hijos.
“Todas esas luchas que querían nuestro hijos fue el primer proyecto de las madres. Teníamos que reconocer a nuestros hijos como revolucionarios porque según decían en ese momento ellos eran terroristas, pero la verdad era que confundían terroristas con revolucionarios”, explicó. Y es que para esta mujer de ojos históricos, “los revolucionarios son seres extraordinarios que entregan hasta su vida por amor al otro y a su país”. Seres como su hijo, o mejor dicho, sus 30 mil hijos.
“Si tener un hijo revolucionario es un orgullo, imagínate 30 mil”
Dentro de la lógica que envuelve la lucha política por los derechos de las Madres, las historias personales se vuelven vacías sin estar dentro de un todo. Y es que antes del individualismo, en ellas impera la visión del bien común o, como ella lo indicó, la socialización de lo individual.
Ante su perspectiva, la injusticia recae en el hecho de que solo sean los hijos de las Madres de Mayo aquellos que están siendo buscados y recordados. En realidad, durante esos años, los peores en la historia del país tal y como lo expresaron varias personas con las que pudimos conversar, se estima que 30 mil personas, incluyendo familias enteras, desaparecieron o perdieron la vida. Es por eso que las Madres piden justicia por todos sus hijos, porque sus años de lucha las ha llevado a sentir que los parieron a todos.
A pesar de que muchos se retiraron de la Asociación por ese motivo, Evel resalta que el trabajo “siempre es por todos y no por uno solo”. Este es pues, junto a otros dos, uno de los puntos claves que se mantienen años después de su nacimiento.
“Si con un hijo revolucionario estás orgullosa, con 30 mil no te cabe en la cabeza la satisfacción. Orgullo y satisfacción de haberlos parido”, expresó.
Los puntos claves: vida y muerte
Además de la visión igualitaria y común que tiene en cuanto a la búsqueda de justicia, la secreatria de la Asociación explicó que dentro del punto de vista legal, las Madres son implacables en dos cuestiones fundamentales: la “reparación económica” y la no aceptación de la muerte.
Ambos conceptos van de la mano. La “reparación económica” o compensación económica que muchas de las víctimas han tomado de parte del estado, es algo inaceptable para estas mujeres. “Fíjate que a pesar de que han pasado los años, cada vez que lo pienso me conmueve más (…)nuestros hijos no valen plata, la vida de ellos no puede ser pagada en plata (…) nuestros hijos valen por su lucha (…) la vida vale vida, no plata”.
“La vida vale vida”, es un mensaje, sin duda, muy completo; y está relacionado además con el aspecto más fuerte de la Asociación, la no aceptación de la muerte. Y es que de aceptar la indemnización, las madres, aquellas que vieron crecer y jugar a sus hijos, tendrían que firmar que están muertos, así, sin despedidas.
“Firmando los matamos (…) yo vi como se llevaron a mi hijo pero no sé quién se hizo cargo de su vida, con lo cual nosotros no vamos a firmar que esos chicos están muertos. Cuando te pagan la reparación económica vos tenés que firmar que está muerto”, explicó. Y esto todo bajo aspectos legales, porque llegando al aspecto emocional “nuestros hijos siguen vivos porque son revolucionarios y están vivos en cualquier persona que haga actos de revolución (…) un revolucionario no muere, la prueba la tenés en el Che”.
El mensaje: la política, la vida, el pañuelo
“Todo esto es política. La lucha es una lucha política”, dijo para dejar claro que su misión en este momento va mucho más allá de marchar. Ahora las Madres van a concentrarse en la lucha ideológica y de las ideas, una muchos más complicada que la acción de calle.
Siempre con su pañuelo en la cabeza, el símbolo que las identifica desde sus primeras congregaciones en la Basílica de Luján cuando se reunían para tener repercusión mediática,estas mujeres poseen un pensamiento firme y el amor a la juventud que ellas no las dejaron volver a ver.
A pesar de los golpes que recibían por parte de la policía en la Plaza de Mayo, justo frente a la Casa Rosada, cada día formaron un grupo más fuerte hasta estar hoy unidas en la Asociación que además estrenó Bar en marzo. “El revolucionario”, así se llama el local que acoge a jóvenes y adultos que quieren construir las ideas en un espacio único, forrado de fotografías del Che, Fidel, el presidente Chávez, así como mensajes de unión y paz.
“El mejor mensaje que podemos dar es que lo más hermoso en esta vida es pelear por la dignidad de todos; que el otro seas vos, que lo que te duele es lo que le duele al otro y además llegar al final de la vida y decir que vos hiciste todo lo que pudiste para evitar que la gente sufriera”. Ojos vidriosos y un fuerte suspiro continuaron sus palabras. “Para eso tenemos que hacer política y los jóvenes hoy tienen que participar en política y luchar en lo que creen. No hay que dejarse llevar la cabeza por lo que le dicen sino por que lo uno piensa que para eso la tienen (…) porque cuando la juventud piensa y participa, al enemigo eso lo mortifica”.
Por: Ana Vanessa Herrero / Noticias24