La Secretaría de Emergencia Nacional estimó en unos 13.000 los damnificados por las grandes inundaciones registradas en el Chaco occidental, noroeste de Paraguay, a raíz del desborde del río Pilcomayo y las copiosas lluvias desatadas desde principios de abril.
La institución admitió en un reporte divulgado el martes que desde hace tres días se verifica el descenso del nivel de las aguas, que permitirá el retorno a sus hogares de centenares de familias que habían sido evacuadas.
En los principales centros urbanos de Paraguay, entidades religiosas y sociales realizan campañas por los medios de comunicación para realizar colectas a favor de las víctimas de las inundaciones.
Autoridades sanitarias informaron del deceso de 6 personas que no recibieron atención médica a tiempo, como consecuencia del aislamiento en que se encontraban en sus comunidades.
En General Díaz, la localidad más golpeada de la región, a unos 600 km al noroeste de Asunción, técnicos de la empresa estatal de luz instalaron una motobomba para extraer agua de la pequeña población, protegida de las filtraciones por sacos de arena.
Helicópteros de las Fuerzas Armadas y del gobierno argentino colaboran en las evacuaciones y en el transporte de equipos de bombeo, según informaron portavoces de Emergencia Nacional este martes.
Fiscales del Servicio Ambiental informaron de la destrucción de siete represas que impedían el escurrimiento de las aguas del río Pilcomayo, construídas por ganaderos.
Julián Romero Culzoni, oriundo de la zona chaqueña, habitualmente árida e inhóspita, dijo a periodistas que vivir en el Chaco "de por sí ya es un desafío y cuando el Pilcomayo se desborda, la situación es simplemente desesperante".
AFP