Se trata de un aparato llamado SignalGuru que incluye una cámara que detecta las luces de los semáforos. Esta se coloca frente al conductor cerca al parabrisas de modo que no distrae la vista de la pista.
Según el estudio, sin la ayuda, frenando y acelerando cada vez que uno se para en luz roja, se consume 17% más de combustible y se emite 15% más de CO2.
El aparato ha sido probado en ciudades distintas como Cambridge (Massachusetts, EE.UU.) y Singapur. Ambos lugares cuentan con semáforos distintos, el primero cambio de luz de acuerdo a un tiempo definido y el segundo según el tráfico.
Aún se siguen realizando pruebas con el equipo, sin embargo, se esperan que en el futuro se pueda aplicar en todos los vehículos existentes.