EFE).- Han pasado tres meses desde que la temporada 2011-12 echara el telón, Pep Guardiola se ha marchado a vivir a Nueva York y el Barcelona ha empezado un nuevo ciclo de la mano de Tito Vilanova. Sin embargo, con Leo Messi, la vida sigue igual en Can Barça.
El conjunto azulgrana solventó el debut liguero ante la Real Sociedad (5-1) en un cuarto de hora, el tiempo que necesitó el astro argentino para activarse y recordar al mundo que aun sigue siendo el rey, al menos en este inicio del nuevo curso.
Y eso que el partido arrancó extrañó, como sucede con frecuencia con los encuentros oficiales que aun se disputan en período estival. Puyol inauguró el marcador de un testarazo a la salida de un córneren la primera jugada de peligro y, cinco minutos, después Illarramendi habilitaría a Chory Castro para que el uruguayo fusilara a Valdés con la zurda.Sin Iniesta ni Piqué -de entrada en el banquillo- pero con un Messi estelar y muy bien arropado hoy por dos secundarios -Tello y Pedro-, el nuevo Barça de Tito fulminó a la Real de Montanier, tan bienintencionada en la creación de juego como en la destrucción del fútbol de su oponente.
La alegría del conjunto donostiarra no llegaría, no obstante, a los quince minutos del choque, porque apareció Messi para aprovechar dos rechaces de la zaga visitante y colocar, con sendos latigazos, un concluyente 3-1.
En una noche aciaga para Mikel y Ansotegi, un agujero por el que los puntas azulgranas se colaban una y otra vez, llegaría el cuarto tanto local: un remate cruzado de Pedro que recogió, sin dejar caer el balón, un centro de Tello por la banda izquierda.
Antes, Elustondo había intentado sorprender a Valdés con un tiro envenenado desde el centro del campo que obligó al meta catalán a enviar el balón a córner.
La Real empezó igual de animosa en ataque tras la reanudación y tan cándida en defensa como en la primera parte. Castro culminó una rápida transición con un tiro raso que salió rozando el poste y, en la réplica, Messi acabó casi de idéntica forma una doble pared con Pedro en el área donostiarra.
Ahí pareció claudicar definitivamente la Real, que se arropó aún más atrás para no encajar más goles y dejó pasar los minutos pensando ya en su debut en Anoeta ante el Celta la próxima jornada.
El Barça, no obstante, siguió a lo suyo: desgastar hasta aburrir al adversario desde la eterna posesión del balón. Si no hubiese sido porque en el área técnica estaba Vilanova en vez de Pep y en el once aparecía Jordi Alba, su partido bien podría atribuirse a cualquiera de los de la temporada pasada.
Un disparo de Xavi desde la frontal y otro más escorado de Iniesta que Bravo atajó sin problemas amenizaron la espera hasta llegar el momento álgido de la noche: el regreso de David Villa, tras ocho meses apartado de los terreno de juego por culpa de una rotura de tibia.
El ‘Guaje’ salió por Pedro para jugar el último cuarto de hora y el Camp Nou se vino abajo, pero no más que cuando, a falta de siete para el final, el propio Villa hizo el quinto de la noche, tras culminar una pared con Iniesta.
El punta asturiano le dedicó el gol a su mujer y sus hijas, cuyos rostros llevaba estampados en una camiseta, y se fue directo al banquillo azulgrana para abrazarse a Emili Ricart, el fisioterapeuta que ha sido su sombra durante la recuperación.