La revista Producto, en su edición de diciembre de 1990, publicó un reportaje sobre el incremento de las ventas del artículo de consumo animal en los sectores populares; en 1989 la pobreza crítica pasó de 47,5% a 51,5%
En su edición de diciembre de 1990, la revista Producto, especializada en publicidad y mercadeo, difundió un reportaje sobre el incremento de las ventas de Perrarina en los sectores populares. Corrían los tiempos del “paquetazo” neoliberal de CAP, con el cual, según la misma publicación, la pobreza crítica pasó de 47,5% en 1989 (año del Caracazo) a 51, 5% el año siguiente.
Lea a continuación el texto, que es todo un documento histórico:
“No fueron más de 10 líneas, aunque suficientemente explícitas. Según la nota de prensa, los venezolanos de pocos recursos recurren al alimento para perros para llenar su mesa diaria. Ante la noticia, Producto indagó con Manuel Rivero Sanabria, vicepresidente de relaciones institucionales de Protical, que “se ha dicho que la gente está comiendo Perrarina, y también se ha dicho que nuestras ventas han aumentado debido a esto: pero no puedo dar cifras que relacionen el crecimiento con nuevos tipos de consumo de Perrarina”, derivó.
Para 1999, 47,5% de la población venezolana respondía al sector pobreza crítica. Un año después, el porcentaje pica a 51,5% y esta vez el segmento se denomina, “población en condición de extrema pobreza”. Sanabria asegura que “cualquier ser humano puede comer Perrarina, no es nociva para la salud”. Sus ingredientes básicos son la harina de carne, proteína cruda (de soya), grasa cruda (cebo) y huesos. Se presentan triturados y en forma de pequeñas bolas. Así están en el mercado desde hace más de 40 años. “Perrarina es ya un genérico”, remata el vicepresidente.
Los ingredientes sufrieron en el 89 varios aumentos, el componente criollo se disparó: en abril se fija un precio mínimo de 2 mil 800 bolívares la tonelada de sorgo y maíz. En marzo asciende a 5 mil 500, en abril a 7 mil y en octubre a 8 mil bolívares.
Aumentos de más de 185,7%, “y sólo la materia prima, que representa 60% del costo de producción”.
Esos aumentos se sienten en la calle un mes después. El kilo de Perrarina –precio de venta de al público– aumentó 55%, hoy se vende a 39,40 bolívares. Sin embargo, sigue líder del mercado con más de 55% de share y se enfrenta a Super Can y Purina, que se reparten el otro pedazo del pastel. Capeando la crisis, la empresa mantuvo las ventas del alimento para perros, aunque su situación financiera en general no sea la mejor (ver en breves de esta edición En rojo).
Parta de la estabilización de las ventas de Perrarina vino de la mano de una campaña publicitaria con protagonista femenina: Bernarda, una gran san Bernardo escogida por la gente de Ars Publicidad. La campaña que viene rondando desde 1962 con dos versiones y estará hasta este mes en el aire –por todos los canales, excepto Venevisión– y con bastantes posibilidades de salir de nuevo en 1991. Una campaña en la que se invierten más de 15 millones de bolívares.
De hecho, el trabajo publicitario se afinca en Perrarina, porque de la producción total de la empresa en 1989, un promedio de mil 500 toneladas mensuales, mil 300 pertenecen al alimento para perros. El mercado nacional del año pasado fue de 2 mil 364 toneladas mensuales, algo más de 73 millones al mes (31 bolívares el kilo), y hasta el primer semestre de 1990 las cuentas indican un claro repunte en el mercado: la cuenta global va por el orden de las 2 mil 262 toneladas mensuales.
PERRUNO
Carlos Figueira, las ventas de Perrarina han subido 50%. “La gente no tiene para comprar los retazos de carne que antes se regalaban”. Eso declaró desde su abasto, ubicado en el corazón del barrio Los Erasos (San Bernardino). Esos llamados retazos no son otra cosa que el borde liposo de la carne, el excedente que –precrisis– se entregaba en el mostrador de cualquier carnicería y que ahora se empaqueta a 50 bolívares el kilo. Adiós a la grasa, bienvenido el saco de alimento para perros, por lo demás, con un PVP de 39,40″.
La pregunta ante el mostrador fue directa:
—Los clientes les están comprando más Perrarina. ¿Le consta que se la coman?
—Lo que sé es que no tienen perro.