Con la orquesta en el foso y el coro en el escenario, tal y como él quería, Juan Diego Flórez, acompañado de un reparto de lujo, ha obtenido esta noche en el Real un rotundo éxito en la primera de las tres funciones programadas de la versión en concierto de "Les pêcheurs de perles", de Bizet.
En escena, Flórez, la soprano italiana Patrizia Ciofi, el barítono polaco Mariusz Kwiecien y el bajo italiano Roberto Tagliavani, y, en el foso, el israelita Daniel Oren, lo han dado todo en su apasionada interpretación de esta historia sobre la amistad y el amor que Bizet compuso con solo 25 años, preludio de "Carmen".
Con "Les pêcheurs de perles" es la sexta vez que Flórez (Lima, 1973) pisa el Real, tras "I puritani"y "Orphèe et Eurydice" -ambas en versión concierto-, "El barbero de Sevilla" y dos conciertos.
Si con "I puritani" el que está considerado "tenor de tenores" dejó al auditorio tirando a frío, en consonancia con la austeridad dramática de la que él hizo gala, absolutamente absorto en la partitura, esta noche ha demostrado, desde que ha aparecido en el escenario, que su intención era meterse en lo que estaba cantando y así lo ha percibido el público.
Cada cantabile ha sido aplaudido con entusiasmo y se han oído muchos bravos y aunque el célebre dúo de Nadir (Flórez) y Zurga (Kwiecien), "Au fond du temple saint", ha arrancado la esperada ovación, no ha tenido la misma fuerza, para decepción del peruano, la otorgada a la popular aria de Nadir "Je crois entendre encore".
Sin embargo, en la segunda parte, cuando ha cantado con Ciofi "Dieu puissant, le voilá!", los bravos han sido rotundos y, ahí sí, a Flórez se le ha llenado la cara de satisfacción y sonrisa.
La misma con la que ha agradecido el gran aplauso final, que ha sido extensivo a todos sus compañeros, Oren y el director del cada vez más y más solvente coro, Andrés Maspero.
El tenor peruano se siente cómodo en el centro, ni por encima ni por debajo de su tesitura y se nota en papeles como el de Nadir, que siempre había querido cantar.
Es la segunda vez que se enfrenta a este rol, tras la representación con la que abrió el pasado verano la 45 edición del Festival de Ópera de Las Palmas de Gran Canaria, donde también la acompañó Ciofi, que ya está acostumbrada a provocar el delirio en el Real.
En 2010, en el recital que ofreció junto a Leo Nucci, tuvo que salir a saludar tantas veces que al final bromeaba poniéndose un dedo en la sien como si se fuera a disparar.
Esta noche, al terminar el primer acto ya ha demostrado que su intención era entregarse y mostrar por qué está considerada una gran soprano lírica, pero en su cavatina "Me voliá seule dans la nuit... comme autrefois" su voz ha llegado a la estratosfera, con un control del fiato (expulsión del aire) y del legato (ligado de las articulaciones) desarmantes.
Mientras tanto, Oren ha contenido y ha proyectado a la orquesta con todos sus sentidos y hasta con el impulso de su gran cuerpo para sorpresa de los espectadores, que contemplaban asombrados cómo daba saltos de gran altura en el podio.
"Les pêcheurs de perles" (Los pescadores de perlas) supuso una nueva estética para el drama lírico, distanciándolo del heroico e histórico para poner el acento en el destino de cada individuo en un entorno íntimo y una atmósfera costumbrista.
Fuente: EFE