El gobierno serbio aprobó el lunes el acuerdo para normalizar relaciones con Kosovo, 14 años después del fin de la guerra serbo-kosovar, suscrito el 19 de abril con la mediación de la Unión Europea (UE), cuya comisión recomendó de inmediato la apertura de las negociaciones de adhesión de Serbia.
Belgrado "aceptó el primer acuerdo sobre los principios que regulan la normalización de relaciones, que es el resultado del diálogo con Kosovo en Bruselas. El gobierno ordenó a los ministerios (...) tomar las medidas para aplicar el acuerdo (...)", indicó un comunicado del gabinete del primer ministro serbio, Ivica Dacic.
Tras el anuncio este lunes, la Comisión Europea recomendó la apertura de negociaciones de adhesión de Serbia con la Unión Europea, tras el acuerdo entre Belgrado y Kosovo para normalizar sus relaciones.
"La Comisión considera que Serbia ha cumplido con el criterio prioritario que consiste en tomar medidas para mejorar de forma visible y duradera sus relaciones con Kosovo" escribe la Comisión en un informe a los ministros de la UE encargados de Asuntos Europeos. "En consecuencia, la Comisión recomienda la apertura de negociaciones con Serbia para una adhesión a la Unión".
Serbia deseaba firmemente que Bruselas le otorgue rápidamente una fecha para iniciar sus negociaciones de adhesión a la Unión Europea, algo que era irrealizable sin un acuerdo con su antiguo enemigo.
El acuerdo es sobre el grado de autonomía acordado a los 40.000 serbios del norte de ese territorio.
Los 15 puntos del acuerdo no fueron dados a conocer por la UE, pero según una versión no oficial publicada por la prensa kosovar, los serbios, entre otras cosas, nombrarán al jefe de la policía regional y administrarán los tribunales en los lugares donde son mayoritarios, "funcionando al mismo tiempo en el seno de las instituciones legales de Kosovo".
Estas soluciones son satisfactorias para Belgrado, pero inadmisibles para los serbios, bastante minoritarios en Kosovo, cuyos 1,8 millones de habitantes son en un 90% albaneses.
Los serbios del norte de Kosovo van a manifestar en Kosovska Mitrovica a las 10H00 GMT para protestar contra ese acuerdo y destacar que esa región, fronteriza con Serbia, donde son mayoritarios y que escapa al control de Pristina, "será por siempre una parte de Serbia".
El sábado, el primer ministro kosovar, Hashim Thaçi, los instó no obstante "a no tener miedo al acuerdo ni a las instituciones de Kosovo" y les prometió "nuevas oportunidades para inversiones, desarrollo, empleos y la creación de un entorno democrático y multiétnico".
Una serie de bombardeos de la OTAN en la primavera (boreal) de 1999 derrocó a las fuerzas serbias de Kosovo y puso fin a la represión que ejercían contra la guerrilla y la población civil.
Unos 100 países, incluyendo a Estados Unidos y a la mayoría de países de la UE, reconocieron a Kosovo, que proclamó su independencia casi nueve años después de los bombardeos de la OTAN contra Serbia. Esa campaña militar expulsó a las fuerzas serbias que trataban de aplastar a la guerrilla independentista albanokosovar.
España, Grecia, Chipre, Eslovaquia y Rumania, miembros de la UE, no reconocen esa declaración. Tampoco Rusia ni China así como la mayoría de los países de América Latina, Africa o Medio Oriente.
Los principales actores en el poder actualmente en Pristina y Belgrado, que dieron origen al acuerdo arrancado gracias a la presión de la UE, se hacían la guerra aún hace 14 años.
El primer ministro kosovar era el jefe de la guerrilla, mientras que su homólogo serbio era el portavoz del ex hombre fuerte de Serbia, Slobodan Milosevic, fallecido en 2006 en la cárcel del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY), que lo juzgaba por su responsabilidad en los conflictos que desgarraron los Balcanes en los años 1990.
AFP