La idea de comer orugas, hormigas y otros insectos puede resultar desagradable al paladar de muchos, pero es una de las recomendaciones que acaba de publicar la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), para combatir el hambre y la desnutrición.
Según los responsables de la FAO, los insectos son una fuente importante y fácilmente accesible de alimentos nutritivos y ricos en proteínas. Incluso podrían ayudar a combatir la obesidad.
Se calcula que los insectos forman parte de las dietas tradicionales de al menos 2 mil millones de personas en el mundo, sobre todo en Asia, África y América Latina. Según Víctor Gómez Sánchez, nutricionista del Instituto Nacional de Salud, en el Perú ya existe preferencia por algunas especies.
"Son dos los más consumidos; la siqui sapa, una especie de hormiga con abdomen prominente yel suri, un gusano comestible típico del Amazonas" dijo el especialista a RPP Noticias.
La forma de preparación más común de la siqui sapa consiste en quitarle sus alas y luego sumergirlas en agua, escurrirlas, posteriormente asarlas hasta quitarles la humedad y estén listas para freírlas en sal y manteca.
Este exótico manjar se puede guardar en papeles especiales llamados "craff" o papeles de sacos de azúcar. Bien acondicionado puede llegar a durar un año. Se pueden volver a calentar muy rápidamente y despidiendo el mismo aroma y el mismo sabor que las caracteriza.
De otro lado, la larva del suri juega un papel importante como fuente proteica de muchos pueblos indígenas amazónicos, las personas colectan las larvas de los troncos caídos, los comen directamente o los llevan a sus casas para comerlos asados; el aceite es extraído para sazonar la comida y utilizado en la medicina tradicional para curar bronquitis o reumatismo.
De acuerdo al doctor Eduardo Rondón, médico veterinario de la Clínica Rondón, los humanos han necesitado de los insectos para sobrevivir; un claro ejemplo -dijo- se ve hoy en los entrenamientos militares de supervivencia en la selva.
“Cuando el ser humano comenzó a alimentarse lo hacía con carne cruda e insectos, con el paso de la evolución hemos ido dejado de comer estos alimentos, por eso es cuestión de prejuicio no comerlos, no estamos acostumbrados”, explicó a RPP Noticias.
Según cálculos de la FAO, los seres humanos consumen en el mundo más de mil 900 especies de insectos.
A nivel mundial, los más consumidos son: escarabajos (31 por ciento), orugas (18 por ciento), abejas, avispas y hormigas (14 por ciento), y saltamontes, langostas y grillos (13 por ciento). Muchos insectos son ricos en proteínas y grasas buenas y tienen un elevado contenido en calcio, hierro y zinc.
La Fao asegura también que la recolección y la cría de insectos podrían generar empleos e ingresos en efectivo. Sólo quedaría quitarse el velo de los prejuicios. Aunque es difícil verlos en un plato de nuestra mesa como un alimento nutritivo, la recomendación está hecha. ¿Se animaría a probarlos?.
RPP