El Ministerio Público, a través de la Dirección de Asesoría Técnico Científica e Investigaciones y la Unidad Criminalística, logró comprobar que las lesiones que presentaba el cunaguaro del parque zoológico El Pinar, ubicado en la parroquia El Paraíso de Caracas, fueron causadas por el mismo felino, debido a que sufre de una enfermedad llamada zoocosis.
Seguidamente, la denuncia fue remitida al Ministerio Público, por lo que se designó a los fiscales 90º nacional con competencia en Defensa Integral del Ambiente y 2º municipal del Área Metropolitana de Caracas (AMC), Espartaco Martínez y Yaneth Herrera, respectivamente, a fin de investigar las lesiones presentadas por el cunaguaro Felipe.
Entre las diferentes experticias y pruebas realizadas al felino, se denota la experticia toxicológica, la cual consistió en la toma de muestra de sangre del animal con la finalidad de buscar algún tipo de sustancia química que pudiera ingerir que fue sedado para realizarle las lesiones, la cual arrojó un resultado negativo.
De igual manera, se le realizó la experticia físico-comparativa a los candados de la jaula del cunaguaro, cuyo resultado determinó que no fueron violentados.
Vale destacar que durante la inspección a la jaula del animal se colectó un diente del cunaguaro, el cual se le cayó en el proceso de tracción y desgarre cuando se mordía sus extremidades.
Adicionalmente, se le practicó un análisis del contenido gástrico expulsado vía oral por el animal, lo que permitió determinar que contenía restos de su propia piel.
Con los resultados de estas pruebas y experticias realizadas, se pudo concluir que el felino se automutiló, motivo por el cual se descartó la presunción de que una persona interna o externa al parque hubiera causado las lesiones.
La investigación del Ministerio Público determinó que el cunaguaro Felipe sufre de zoocosis, la cual es una enfermedad generada por el stress que sufren estos animales en cautiverio, que se puede detectar en alteraciones conductuales como golpear y morder los barrotes, pasear de un lado a otro, balancearse continuamente, jugar o comerse sus excrementos y, en el mayor de los casos, la automutilación de sus extremidades.