El presidente israelí, Simón Peres, aseguró que "no hay ningún tipo de alternativa" para israelíes y palestinos que la de alcanzar la paz en base a la solución de dos estados, un acuerdo que no se puede eludir y para el que es preciso "cambiar el estado de ánimo" de ambas partes.
En una entrevista en un "momento crucial" para el proceso negociador -en palabras del secretario de Estado de EEUU, John Kerry-, el presidente israelí, a punto de cumplir 90 años, se mostró convencido de que podrá ver todavía a un Estado israelí y a otro palestino conviviendo en paz como vecinos.
Peres, que conoce como pocos los entresijos del conflicto y de la complicada historia del Estado Israel desde su fundación hace 65 años, cuando ya empezaba a ocupar puestos de relevancia, cree que la realidad impone la paz como única opción y que esa tendencia "ha crecido" además en el mundo árabe.
A medida que desgrana sus respuestas, el veterano dirigente consigue hacer olvidar que se trata del jefe de Estado de más avanzada edad del mundo para mostrar la lucidez del político que ha manejado durante décadas buena parte de las piezas del rompecabezas de Oriente Medio.
P.- ¿A su juicio, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quiere realmente alcanzar la paz con los palestinos en base a la solución de dos estados?
R.- Tenemos que juzgar a una persona por lo que dice y lo que hace. Él ha declarado su posición claramente y ahora creo que debe traducirla en acciones.
P.- ¿Pero considera posible llegar a la paz con el actual Gobierno de coalición israelí, en el que conviven partidos con notables diferencias respecto a la manera de abordar el proceso?
R.- Creo que sí, pero el problema es cómo traducirlo en una solución acordada, en un camino acordado para hacer la paz. Y esa es la misión ahora del secretario Kerry. Tenemos que apoyar su misión. Y creo que no hay ningún tipo de alternativa a la solución de dos estados, ni para los palestinos ni para nosotros. Es la única alternativa real existente para las dos partes para vivir en paz y poder avanzar en el futuro.
Las diferencias en todas las partes son más psicológicas que reales. Lo que tenemos que hacer, aunque parezca extraño, es cambiar el estado de ánimo para que podamos ser capaces de cambiar el mapa.
El escepticismo está ganando ahora la partida, pero el escepticismo no es una política. A mi parecer es algo perezoso. La gente perezosa puede ser escéptica, pero es un error. Cualquier otra cosa exige acciones, decisiones, pero la gente se cansa, dice que no sabe y eso es un error.
"NO HAY NINGUNA ALTERNATIVA REAL MÁS QUE HACER LA PAZ"
P.- ¿Está usted dispuesto a debatir con los palestinos una de las cuestiones más espinosas: el estatus de Jerusalén?
R.- Será discutido en cualquier caso en las negociaciones. El problema es si tenemos que discutirlo antes de las negociaciones, a lo largo de las mismas o al final. Creo que ambas partes, incluyendo la parte árabe, con la que estoy hablando con sus líderes en buenas relaciones, están de acuerdo en posponer el tema de Jerusalén -que es un tema muy sensible y muy candente- para el final de las negociaciones, para evitar quemarlas al principio.
Es un tema extremadamente delicado y complicado. Se puede resolver, pero necesitamos un ambiente distinto para ello. Y creo que hacia el final de las negociaciones el ambiente será diferente, más razonable y esto hará que seamos capaces de lidiar con las cuestiones difíciles.
P.- ¿ Debería cesar la construcción de asentamientos judíos en Jerusalén Este y Cisjordania, como demandan los palestinos, para dar una oportunidad al reinicio de las negociaciones ?
R.- Creo que ya no es lo que solía ser, no quiero hablar en nombre del Gobierno, pero he visto que Netanyahu dice "tienes que ser sabio, no sólo tener razón", así que tómelo como una línea política.
P.- A punto de cumplir 90 años y tras más de 60 en la política israelí, ¿cómo le gustaría a usted ser recordado?
R.- No estoy preocupado por la pregunta de cómo debería ser recordado, sino por la de cómo debo recordar. Lo que significa que para mí la cuestión es el futuro, no el pasado. Lo que pasó, pasó, se puede recordar si se quiere, se puede olvidar. El pasado no se puede modificar, lo que podemos realmente cambiar es el futuro. Así que para mí la cuestión es siempre recordar el mañana y ver lo que se puede hacer en el futuro.
P.- ¿Y cómo ve ese futuro? ¿Estará en peligro la existencia del Estado de Israel si no se llega a un acuerdo con los palestinos?
R.- Todo país puede realmente decidir su política, pero todo país tiene sus limitaciones y todo Gobierno tiene un socio silencioso que se llama la realidad.
Por mi experiencia, sé que los líderes, más que influir en la realidad, se han visto influidos por ella. Y no hay ninguna alternativa real más que hacer la paz. Puedes posponerla, esperar un poco, pero no puedes escapar de ella. La gente no quiere vivir en el peligro y la desesperación. Y creo que finalmente, la realidad, como una visión, será la vencedora.
P.- ¿Cree usted que podrá ver todavía un Estado israelí y otro palestino conviviendo en paz uno junto al otro?
R.- Sí, lo creo. Y lo hago porque juzgo la historia no por sus acontecimientos sino por su evolución, y el mundo árabe no es sólo rico en acontecimientos trágicos o dramáticos sino que también está comenzando a moverse hacia una nueva era. Hay 350 millones de árabes, de los que 99 millones están ya en línea con sus ordenadores en internet. Este es un movimiento más importante, en mi opinión, que un choque de soldados.
Yo nunca he dejado de ser optimista, no entiendo por qué la gente elige ser pesimista. Los optimistas y los pesimistas se mueren de la misma manera, pero viven diferente.
P.- ¿Cómo son las relaciones actuales entre Israel y Latinoamérica? ¿Se sintió decepcionado porque todos los países del continente, salvo Colombia y Panamá, votasen a favor del reconocimiento de Palestina como Estado en la ONU?
R.- Latinoamérica está atravesando un gran cambio, como el resto del mundo. Estamos ante una nueva era y es una nueva Sudamérica. Ir al ayer, a la historia, quizás sea importante, pero lo que será decisivo realmente es el futuro. Y en Sudamérica, además de un despertar democrático político hay también un despertar democrático económico que está llegando, junto a la ciencia, y que está cambiando todo el continente.
Así que para mí los votos de ayer no son una indicación de las posiciones del mañana. Yo no juzgo las situaciones sólo por los votos. Trato de entender los acontecimientos y veo a Latinoamérica hacerse moderna, moverse hacia delante.
"ISRAEL NO QUIERE VERSE ENVUELTO EN EL CONFLICTO SIRIO"
P.- Y con España, ¿cuál es el estado actual de la relación, puede desempeñar un papel como mediador en el conflicto de Oriente Medio?
R.- España también está atravesando cambios. Creo que España está hoy principalmente ocupada con sus problemas económicos, más que con los políticos. No estoy seguro de que la política mundial esté ahora en el centro de la atención española. Solía estar, tuvimos la Conferencia de Madrid que fue una ocasión de paz, muy importante. No excluyo que tengamos otra en España, pero aparentemente llevará un poco más de tiempo porque no sólo España, ni nosotros, sino también el mundo árabe está atravesando cambios.
De todos modos, a la paz no le faltan mediadores, sino decisiones de las partes. Ellas tienen que decidir. Quizás alguien pueda ayudar, pero las decisiones están en las manos de las partes.
P.- ¿Qué opina de las transformaciones provocadas por la llamada primavera árabe?
R.- Hoy es muy difícil ver dónde hay un país árabe cohesionado. Todos los países árabes y el mundo árabe están atravesando tremendos cambios.
Uno de ellos para mejor: creo que la tendencia para la paz ha crecido y la paciencia con el extremismo está disminuyendo. El terrorismo, que es una amenaza para Israel, se ha convertido en un problema para los países que tienen terroristas en su interior.
Los terroristas están rompiendo el territorio de sus países en pedazos. Las guerras civiles en muchos países se deben a que hay tantas organizaciones terroristas, sin un denominador común, sin una política clara.
Tomemos el ejemplo de Gaza. Además de Hamás hay otras tres o cuatro organizaciones terroristas y nadie puede encargarse de eso, ni siquiera Hamás. Mire Líbano, con Hizbulá. ¿Adónde están yendo? .
Pienso que finalmente el mundo árabe también tomará una posición contra el terrorismo, porque es su enemigo y no una amenaza a lo que ellos creen que es su enemigo. Y creo que el verdadero problema en Oriente Medio hoy es existencial, más que político. Así que, en un momento de cambio, tenemos que cambiar las preguntas porque las respuestas son diferentes.
P.- ¿Israel atacará las instalaciones nucleares iraníes este año en caso de que no tengan éxito las sanciones económicas y la presión diplomática?
R.- Irán es un problema para el resto del mundo e Israel no debe monopolizarlo. Y hay una clara política de los EEUU, liderada por el presidente Obama, que dice que no debemos permitir a Irán obtener armamento nuclear. Debemos intentar evitarlo a través de varios medios: sanciones económicas, presiones políticas, pero no excluimos ninguna otra opción.
Yo no creo que Israel deba tener un plan separado, somos parte del mundo y hemos sido amenazados por Irán, a pesar de que nadie amenaza a los iraníes, no sé por qué lo hacen. El mundo no se puede volver loco y permitir a gente fanática disponer de armas de destrucción masiva.
P.- Respecto a Siria, ¿tiene Israel alguna intención de involucrarse en el conflicto en ese país?
R.- Israel no quiere verse envuelto en el conflicto sirio. Cualquier intervención de nuestra parte empeoraría la situación y no estamos interesados en extender el peligro o en incrementar las llamas de la muerte.
EFE