El presidente de EE.UU., Barack Obama, de regreso de la cumbre del G20, donde sumó algunos apoyos internacionales para su plan de castigar militarmente a Siria, retomó este sábado la presión sobre los legisladores para recabar votos en el Congreso a su propuesta de llevar a cabo una "intervención limitada".
"Somos los Estados Unidos. No podemos hacer la vista gorda a las imágenes como las que hemos visto salir de Siria. Más que ningún otro país en la Tierra, tenemos la responsabilidad de defender nuestros valores", indicó Obama en su habitual discurso radiofónico de los sábados.
Por ello, el mandatario, quien recordó que su decisión implica "una intervención limitada en tiempo y espacio", insistió en su llamado "a los miembros del Congreso, de ambos partidos, para que se unan y defiendan el tipo de mundo en el que queremos vivir".
Aunque Obama dedicó la mañana a jugar al golf con un grupo de asesores cercanos en Maryland, a las afueras de Washington, su jefe de gabinete, Denis McDonough, adelantó que durante el fin de semana el presidente tiene previsto realizar más llamadas a congresistas para recabar a apoyos a su plan.
Asimismo, el vicepresidente de EE.UU.,Joe Biden, celebrará mañana una cena en su residencia del Observatorio Naval con un grupo de senadores para avanzar en la misma dirección.
Estos movimientos de la Administración Obama se producen justo antes de que se inicie una semana decisiva en el ámbito interno, con un escepticismo creciente en el Congreso respecto a la intervención militar.
El comité de Relaciones Exteriores del Senado aprobó la pasada semana, por un estrecho margen, un ataque militar con un plazo de hasta 90 días, pero que prohíbe el despliegue de tropas estadounidenses sobre el terreno.
A partir de esta semana se espera el voto en el pleno del Senado, de mayoría demócrata, y posteriormente, en la Cámara de Representantes, donde los republicanos gozan de mayoría y se prevé que la propuesta enfrente los principales obstáculos.
Precisamente, la líder de la minoría demócrata en la Cámara, la representante por California, Nancy Pelosi, envió una carta a los legisladores demócratas para reafirmar la importancia de dar una respuesta al Gobierno sirio.
Por otro lado, Obama ya ha anunciado que se dirigirá a la nación el próximo martes para subrayar e incidir en la necesidad de dar una respuesta al presunto uso de armas químicas por parte del régimen de Bachar al Asad el pasado 21 de agosto en un suburbio de Damasco.
Sin embargo, las encuestas siguen mostrando que los estadounidenses no tienen mucho interés en volver a verse involucrados en un conflicto internacional y este sábado alrededor de centenar de personas se manifestó ante la Casa Blanca para oponerse a la intervención armada.
"Debemos buscar un a solución política y diplomática", dijo Medea Benjamin, activista del grupo Cod Pink, en la concentración ante la residencia presidencial.
Mientras Obama y otros funcionarios de la Administración regresaban a Washington tras la cumbre del G20 para insistir con sus contactos en el plano local, el secretario de Estado, John Kerry, viajó este fin de semana a Europa para lograr consolidar el apoyo internacional, especialmente por parte los socios del otro lado del Atlántico.
Reunidos en Vilna (Lituania), los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) señalaron que existen evidencias que apuntan a la responsabilidad del régimen de Damasco en el ataque químico del pasado 21 de agosto y apoyaron darle una "respuesta clara y contundente", según explicó la alta representante de la UE, Catherine Ashton.
Kerry agradeció en Lituania el "mensaje fuerte" de los ministros de Exteriores de la UE, antes de desplazarse a París para reunirse con el titular de exteriores francés, Laurent Fabius.
En la capital francesa, el jefe de la diplomacia de EE.UU. recalcó de nuevo que no intervenir sería "un riesgo más importante" que la propia acción militar.
Precisó, además, que Obama no ha decidido si esperará a la presentación del informe de los expertos de la ONU sobre el ataque químico.
"Somos los Estados Unidos. No podemos hacer la vista gorda a las imágenes como las que hemos visto salir de Siria. Más que ningún otro país en la Tierra, tenemos la responsabilidad de defender nuestros valores", indicó Obama en su habitual discurso radiofónico de los sábados.
Por ello, el mandatario, quien recordó que su decisión implica "una intervención limitada en tiempo y espacio", insistió en su llamado "a los miembros del Congreso, de ambos partidos, para que se unan y defiendan el tipo de mundo en el que queremos vivir".
Aunque Obama dedicó la mañana a jugar al golf con un grupo de asesores cercanos en Maryland, a las afueras de Washington, su jefe de gabinete, Denis McDonough, adelantó que durante el fin de semana el presidente tiene previsto realizar más llamadas a congresistas para recabar a apoyos a su plan.
Asimismo, el vicepresidente de EE.UU.,Joe Biden, celebrará mañana una cena en su residencia del Observatorio Naval con un grupo de senadores para avanzar en la misma dirección.
Estos movimientos de la Administración Obama se producen justo antes de que se inicie una semana decisiva en el ámbito interno, con un escepticismo creciente en el Congreso respecto a la intervención militar.
El comité de Relaciones Exteriores del Senado aprobó la pasada semana, por un estrecho margen, un ataque militar con un plazo de hasta 90 días, pero que prohíbe el despliegue de tropas estadounidenses sobre el terreno.
A partir de esta semana se espera el voto en el pleno del Senado, de mayoría demócrata, y posteriormente, en la Cámara de Representantes, donde los republicanos gozan de mayoría y se prevé que la propuesta enfrente los principales obstáculos.
Precisamente, la líder de la minoría demócrata en la Cámara, la representante por California, Nancy Pelosi, envió una carta a los legisladores demócratas para reafirmar la importancia de dar una respuesta al Gobierno sirio.
Por otro lado, Obama ya ha anunciado que se dirigirá a la nación el próximo martes para subrayar e incidir en la necesidad de dar una respuesta al presunto uso de armas químicas por parte del régimen de Bachar al Asad el pasado 21 de agosto en un suburbio de Damasco.
Sin embargo, las encuestas siguen mostrando que los estadounidenses no tienen mucho interés en volver a verse involucrados en un conflicto internacional y este sábado alrededor de centenar de personas se manifestó ante la Casa Blanca para oponerse a la intervención armada.
"Debemos buscar un a solución política y diplomática", dijo Medea Benjamin, activista del grupo Cod Pink, en la concentración ante la residencia presidencial.
Mientras Obama y otros funcionarios de la Administración regresaban a Washington tras la cumbre del G20 para insistir con sus contactos en el plano local, el secretario de Estado, John Kerry, viajó este fin de semana a Europa para lograr consolidar el apoyo internacional, especialmente por parte los socios del otro lado del Atlántico.
Reunidos en Vilna (Lituania), los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) señalaron que existen evidencias que apuntan a la responsabilidad del régimen de Damasco en el ataque químico del pasado 21 de agosto y apoyaron darle una "respuesta clara y contundente", según explicó la alta representante de la UE, Catherine Ashton.
Kerry agradeció en Lituania el "mensaje fuerte" de los ministros de Exteriores de la UE, antes de desplazarse a París para reunirse con el titular de exteriores francés, Laurent Fabius.
En la capital francesa, el jefe de la diplomacia de EE.UU. recalcó de nuevo que no intervenir sería "un riesgo más importante" que la propia acción militar.
Precisó, además, que Obama no ha decidido si esperará a la presentación del informe de los expertos de la ONU sobre el ataque químico.
EFE