La hermana menor de Pablo Escobar, Luz Marina Escobar, afirmó hoy que el capo colombiano "está vivo todavía" para sus muchos detractores y para quienes todavía le siguen, lo que prueba que incluso veinte años después de su muerte su figura no ha sido olvidada.
En la víspera del vigésimo aniversario de la muerte del capo, abatido el 2 de diciembre de 1993 por la Policía en el tejado de una casa de la ciudad de Medellín, en el noroeste de Colombia, Luz Marina aseguró en una entrevista con Efe que "para todas las personas que tanto lo odian como lo quieren, Pablo está vivo todavía".
Luz Marina está convencida de que el espíritu del narcotraficante, a quien se le atribuyen al menos 5.000 asesinatos, sigue vivo, en sentido figurado, y advierte que "mucha gente no cree que le mataran".
Uno de ellos era su padre, Abel de Jesús Escobar Echeverri, quien hasta su muerte, en 2001, seguía pensando que Pablo "se le iba a aparecer como tantas otras veces que habían dicho que le habían capturado y llegaba luego a tocar la puerta".
Cada semana desde hace veinte años acude al cementerio Jardines Montesacro a limpiar y arreglar con flores la tumba de su hermano, por eso pregunta: "¿Usted cree que yo iba a botar (desperdiciar) tiempo de mi vida viniendo a hacerle visita a nadie?".
La menor de los hermanos Escobar Gaviria afirma que en estos veinte años de ausencia de Pablo se ha dedicado a "averiguar lo que era verdad, lo que era mito o leyenda" y agregó que incluso planea escribir el próximo año un libro "revelador" sobre la historia.
"Han sido veinte años de lucha por mi individualidad, fue una época muy dura", recuerda, al mencionar las dificultades que ha atravesado por llevar el apellido Escobar, las amenazas de sus enemigos, el rechazo de parte de la sociedad y la obligación de pasar parte de su vida en el anonimato.
Aunque sostiene que siempre se mantuvo al margen de lo que hacía su hermano, porque ni sabía a ciencia cierta sobre las actividades y nunca empuñó un arma "para hacerle daño a nadie", sigue recordándole con cariño.
"Yo no dejo de querer a ese hermano que yo tuve tan espectacular, y todo ese cariño que él nos brindó. Eso nunca se me olvida y nunca voy a dejar de agradecérselo, pero mi corazón me ha dicho desde siempre que yo puedo hacer algo por las que fueron sus víctimas", agrega.
Por eso Luz Marina ha liderado, en medio de una familia dividida, las actividades conmemorativas del vigésimo aniversario de la muerte de Pablo Escobar, pero con un enfoque dedicado a las víctimas de la violencia del narcotráfico y la ejercida por su hermano.
Aunque en múltiples ocasiones ha pedido disculpas públicas por lo que hizo su hermano, es consciente de lo difícil que es perdonar para un país que todavía padece la estela de sufrimiento que dejaron Escobar, el Cartel de Medellín que dirigía y toda una generación de violencia.
"Yo quiero compartir las vivencias de mi vida porque le abrí las puertas al perdón y lo que yo he sentido me llevó a perdonar. Todo ser humano necesita que lo perdonen y ser perdonado en esta vida", confesó.
Por otro lado, Luz Marina destacó que todavía se le acercan seguidores de su hermano, tanto en Colombia como en otros países.
"En México me contaba una señora que tenían la foto de Pablo y la foto de la Virgen de Guadalupe al lado en altares. Y por ejemplo, ahora en la tumba hay fotos de la Virgen de Guadalupe que mandó un mexicano", comentó.
Los recorridos por los lugares clave en la vida del capo, que llegó a ser el hombre más rico del mundo en 1989 según la revista Forbes, las series de televisión que cuentan su historia y hasta la venta de estatuas de Escobar enfundado en un traje de Robin Hood alimentan el mito que le rodea.
No obstante, todavía hay quienes paran a Luz Marina por la calle y le cuentan lo agradecidos que están por los parques, canchas y viviendas que el capo mandó construir a principios de los ochenta del siglo XX en barrios populares de Medellín con los recursos que obtenía del narcotráfico. EFE
En la víspera del vigésimo aniversario de la muerte del capo, abatido el 2 de diciembre de 1993 por la Policía en el tejado de una casa de la ciudad de Medellín, en el noroeste de Colombia, Luz Marina aseguró en una entrevista con Efe que "para todas las personas que tanto lo odian como lo quieren, Pablo está vivo todavía".
Luz Marina está convencida de que el espíritu del narcotraficante, a quien se le atribuyen al menos 5.000 asesinatos, sigue vivo, en sentido figurado, y advierte que "mucha gente no cree que le mataran".
Uno de ellos era su padre, Abel de Jesús Escobar Echeverri, quien hasta su muerte, en 2001, seguía pensando que Pablo "se le iba a aparecer como tantas otras veces que habían dicho que le habían capturado y llegaba luego a tocar la puerta".
Cada semana desde hace veinte años acude al cementerio Jardines Montesacro a limpiar y arreglar con flores la tumba de su hermano, por eso pregunta: "¿Usted cree que yo iba a botar (desperdiciar) tiempo de mi vida viniendo a hacerle visita a nadie?".
La menor de los hermanos Escobar Gaviria afirma que en estos veinte años de ausencia de Pablo se ha dedicado a "averiguar lo que era verdad, lo que era mito o leyenda" y agregó que incluso planea escribir el próximo año un libro "revelador" sobre la historia.
"Han sido veinte años de lucha por mi individualidad, fue una época muy dura", recuerda, al mencionar las dificultades que ha atravesado por llevar el apellido Escobar, las amenazas de sus enemigos, el rechazo de parte de la sociedad y la obligación de pasar parte de su vida en el anonimato.
Aunque sostiene que siempre se mantuvo al margen de lo que hacía su hermano, porque ni sabía a ciencia cierta sobre las actividades y nunca empuñó un arma "para hacerle daño a nadie", sigue recordándole con cariño.
"Yo no dejo de querer a ese hermano que yo tuve tan espectacular, y todo ese cariño que él nos brindó. Eso nunca se me olvida y nunca voy a dejar de agradecérselo, pero mi corazón me ha dicho desde siempre que yo puedo hacer algo por las que fueron sus víctimas", agrega.
Por eso Luz Marina ha liderado, en medio de una familia dividida, las actividades conmemorativas del vigésimo aniversario de la muerte de Pablo Escobar, pero con un enfoque dedicado a las víctimas de la violencia del narcotráfico y la ejercida por su hermano.
Aunque en múltiples ocasiones ha pedido disculpas públicas por lo que hizo su hermano, es consciente de lo difícil que es perdonar para un país que todavía padece la estela de sufrimiento que dejaron Escobar, el Cartel de Medellín que dirigía y toda una generación de violencia.
"Yo quiero compartir las vivencias de mi vida porque le abrí las puertas al perdón y lo que yo he sentido me llevó a perdonar. Todo ser humano necesita que lo perdonen y ser perdonado en esta vida", confesó.
Por otro lado, Luz Marina destacó que todavía se le acercan seguidores de su hermano, tanto en Colombia como en otros países.
"En México me contaba una señora que tenían la foto de Pablo y la foto de la Virgen de Guadalupe al lado en altares. Y por ejemplo, ahora en la tumba hay fotos de la Virgen de Guadalupe que mandó un mexicano", comentó.
Los recorridos por los lugares clave en la vida del capo, que llegó a ser el hombre más rico del mundo en 1989 según la revista Forbes, las series de televisión que cuentan su historia y hasta la venta de estatuas de Escobar enfundado en un traje de Robin Hood alimentan el mito que le rodea.
No obstante, todavía hay quienes paran a Luz Marina por la calle y le cuentan lo agradecidos que están por los parques, canchas y viviendas que el capo mandó construir a principios de los ochenta del siglo XX en barrios populares de Medellín con los recursos que obtenía del narcotráfico. EFE