Xbox One, primer contacto
El fin de semana por fin pude probar una Xbox One en la casa de un amigo, que aprovechó un reciente viaje a Estados Unidos para comprar la nueva consola de Microsoft. Estas son mis impresiones.
Lo primero que llama la atención es definitivamente el tamaño de la consola, bastante más grande que la PlayStation 4. El diseño de la máquina es poco atractivo y hasta cierto punto pasa desapercibido bajo el televisor. ¿Será esa la intención de sus creadores?
Ahora, pese a este tamaño, la nueva consola hereda el uso de una fuente de alimentación externa, tal como en la Xbox 360. Sé que es un detalle menor, pero realmente es incómodo tener que manipular tremendo ‘ladrillo’ durante el proceso.
El mando de la Xbox One sí me pareció muy bueno, comparado con su predecesor. Se ha mejorado bastante la cruceta, haciéndola más ‘amigable’ sobre todo para jugar títulos de pelea. Además, los triggers los veo mejor diseñados, pensando en los shooters.
Asimismo, el espacio que ocupan las baterías (sí, se siguen usando) está mejor distribuido, al punto que casi no se siente su presencia, salvo por el peso. Eso sí, la duración de las baterías (y, por ende, de la vida útil del joystick) es mucho mayor que el del DualShock 4, que en menos de siete horas necesita ser recargado.
Algo curioso es que no encontré en los mandos un indicador que diferencie a los jugadores. En el joystick de Xbox 360, se iluminaban los contornos del logo, en el DualShock 4 cambian los colores, pero en el mando de la Xbox One no hay nada que indique esa diferencia. Tal vez sí exista una manera de diferenciarlos, pero en las horas que jugué no la encontré.
Los juegos que probé
El primer título que probé fue Killer Instinct, una suerte de experimento free-to-play. En teoría, el juego lo puedes descargar gratuitamente, pero solo podrás usar un peleador, por lo que la compra de los demás personajes es casi obligatoria.
El dueño de la Xbox One decidió comprar el paquete de luchadores de 20 dólares (¡más impuestos!), con el que tienes más peleadores, pero se mantienen bloqueados escenarios y skins. Si no quieres aburrirte, lo ideal es comprar el pack de 40 dólares, que supuestamente te desbloquea el juego completo.
De ahí no pudimos jugar nada hasta dentro de un par de horas. ¿La razón? Los monumentales parches. El sistema de la Xbox One te exige actualizar los juegos antes de poder acceder a ellos.
Por ejemplo, mi amigo compró en físico Forza Motorsport 5, pero al colocar el juego en la consola inmediatamente le pedía descargar un parche de -si mal no recuerdo- cinco gigas.
Pese a intentar evadir el parche y acceder el juego directamente, no se pudo. El sistema pedía que el parche esté instalado en la consola para recién acceder el juego.
Debe haber una opción para evadir ese parche e ir directamente al juego, porque de lo contrario, ¿para qué comprar un juego físico de 60 dólares?, ¿si no tengo acceso a Internet?
Por ese motivo, no pudimos probar Ryse: Son of Rome y Dead Rising 3, ya que nos pedían parches gigantes para poder jugar. Espero que la próxima vez que visite a mi amigo por fin pueda probarlos.
Y así fue mi primer contacto con una Xbox One. No diré que fue una experiencia negativa, pero sí distinta a lo que estoy acostumbrado. Sé que mis impresiones se basan en apenas horas de juego, así que espero aportes lo quienes ya tienen la consola y pueden absolver algunas dudas.
RPP