El divorcio perjudica la salud infantil
Los niños con padres divorciados parecen percibir una «peor
salud» que los niños con padres casados, y su «calidad de vida es peor» cuando
la relación entre los padres es conflictiva después de la ruptura. Estas son
algunas de las conclusiones de una investigación coordinada por Mireia Orgilés,
de la Universidad Miguel Hernández, en Elche, en la que también se ha observado
que existen diferencias significativas en la calidad de vida infantil en función
de la «estructura familiar», y muestran la relación entre la «salud infantil
percibida» y la «conflictividad entre los padres después del
divorcio».
Sus autoras, enfatizan en las conclusiones la importancia de que, desde
el ámbito sanitario, se proporcionen «pautas» a los padres que
están inmersos en un proceso de ruptura de pareja para «prevenir problemas de
salud en los hijos y para facilitar a los niños una mejor adaptación a la nueva
situación familiar».
La ruptura conyugal supone un cambio importante en la estructura y en el
funcionamiento familiar que puede afectar significativamente a los hijos. Es una
experiencia estresante para los niños, que puede tener consecuencias a corto,
medio y largo plazo. En España, el número de disoluciones matrimoniales ha
aumentado de forma considerable desde que en el año 1981 se aprobó la ley del
divorcio. Los últimos datos disponibles del Instituto de Política Familiar
indican que, durante el año 2009, por cada tres uniones se produjeron dos
rupturas, lo que supone una tasa de ruptura por matrimonio del 0,6. En el 54% de
los casos, las parejas que rompían su unión tenían hijos menores de edad.
Conflictividad de
pareja
Los objetivos del estudio, que se publica en Gaceta
Sanitaria, han sido examinar por primera vez en una muestra española
las diferencias en la calidad de vida infantil en función de la estructura
familiar, y averiguar si la calidad de vida de los niños con padres divorciados
difiere en función de la conflictividad interparental después del divorcio.
Para ello, se realizó un estudio transversal descriptivo, en el que
participaron 1.025 niños con edades entre 8 y 12 años,
procedentes de siete colegios seleccionados al azar de la provincia de Alicante
(861 tenían padres casados y 164 padres divorciados). Todos los niños, señala el
trabajo, completaron el Perfil de Salud Infantil, y aquellos con padres
divorciados proporcionaron además información sobre la relación entre sus padres
en el momento actual.
Implicaciones clínicas
A juicio de las autores, las
implicaciones clínicas de los resultados del estudio son claras: En primer
lugar, se recomienda la «detección temprana de problemas en los
niños cuyos padres se han divorciado», de manera que pueda intervenirse de forma
adecuada lo antes posible. En segundo lugar, se enfatiza la importancia de
establecer «estrategias que prevengan las repercusiones negativas del divorcio
en los niños», proporcionando desde el ámbito sanitario pautas de actuación a
los padres que se encuentran inmersos en un proceso de ruptura. Además, se
destaca la relevancia de que los padres se esfuercen por mantener una relación
cordial después del divorcio para facilitar la adaptación de los niños a la
nueva situación familiar.
ABC