Familia de embarazada en muerte cerebral dice que la ´están usando´
La familia de Marlise Muñoz, la embarazada en muerte cerebral que un hospital de Texas (EE.UU.) mantuvo dos meses conectada a un respirador, explicó hoy que pidió su desconexión para ser fiel a su voluntad y acusó a sus críticos de "usar" el caso de la mujer fallecida para sacar rédito político.
"Siento que están usando a mi esposa, desafortunadamente, como una piedra angular, como un argumento para sus debates. Quieren votos y yo les digo que eso está mal", dijo a la CNN el marido de la fallecida, Erick Muñoz, en relación a las críticas recibidas por parte de políticos republicanos y grupos provida.
Muñoz, una vecina de Haltom City (Texas) de 33 años, fue declarada en muerte clínica el 28 de noviembre cuando estaba embarazada de 14 semanas y tras haber sufrido una embolia pulmonar, pero no la desconectaron de las máquinas que mantenían su actividad cardiaca y respiratoria hasta el pasado domingo.
El caso se convirtió en un litigio entre la familia, que consideraba irreversibles la muerte cerebral de Muñoz y la afectación del feto, y el hospital, que aseguró que, con la ley de Texas en la mano, no podía desconectar a la paciente.
El juez R.H. Wallace dio la razón a la familia el pasado viernes y obligó al centro médico de Fort Worth (Texas) a desconectar a la paciente.
SE OPUSIERON A DESCONEXIÓN
El pasado lunes, los cuatro precandidatos republicanos a vicegobernador de Texas condenaron unánimemente la resolución del juez a favor de la familia y propusieron, en un debate electoral, que ese estado sureño endurezca la legislación para mantener artificialmente y sin excepción la vida de las embarazadas.
Sobre estas críticas, el marido de la fallecida dijo este miércoles: "Creo que es injusto por su parte. No son la familia. No puede uno tomarse el derecho de decirle a alguien qué hacer con sus seres queridos".
A las puertas del hospital John Peter Smith se congregaron en las últimas semanas grupos antiaborto contrarios a la desconexión, que justificaban que el feto dentro del cuerpo de Marlise tenía derechos.
Erick Muñoz aseguró este miércoles que no dudó en ningún momento de la voluntad de su esposa y, aunque no había dejado por escrito qué hacer, habían hablado muchas veces de este tema como profesionales de la sanidad que eran ambos.
"Uno quiere mantener la palabra de su ser querido. La miramos a los ojos y se lo dijimos. Y que el estado de Texas no nos dejara hacerlo, fue duro", recordó Muñoz visiblemente emocionado.
La madre de Marlise, Lynne Machado, también contó que mantenerla conectada dos meses no fue "honrar a los deseos" de su hija.
DEMANDA JUDICIAL
Por ello, Machado defiende que la familia pusiera una demanda judicial contra el hospital: "Podía sentir que Marlise me decía "mamá, no lo dejéis, seguid adelante, continuad luchando (?) Ella también se hubiera mantenido firme por lo que es lo correcto, por lo tanto, teníamos que hacerlo por ella".
Pese a que fue triste, la madre explica que la desconexión de Marlise de la máquina que la mantenía viva artificialmente les ayudó a empezar el duelo por la pérdida.
"Fue difícil empezar un proceso de luto cuando teníamos todavía el cuerpo delante de nosotros sabiendo que era como una cáscara vacía", se sinceró Machado ante la CNN.
De hecho, la madre y el marido de la fallecida explicaron que la dilatación del caso durante dos meses generó situaciones desagradables, como olor del cuerpo, la textura de su piel o incluso las facturas que recibió el marido en casa con el costo de la hospitalización para mantenerla con vida.
"Muchas noches pedía a Dios que se me llevara a mí en vez de a ella", dijo con los ojos llorosos el viudo de Marlise Muñoz.
EFE