Los tokiotas eligieron hoy como nuevo gobernador de la capital nipona a Yoichi Masuzoe, un controvertido exministro apoyado por el principal partido conservador de Japón, y descartaron a su vez el mensaje antinuclear defendido por varios candidatos rivales.
Masuzoe, ministro de Sanidad entre 2007 y 2009, se ha impuesto claramente a los otros 16 candidatos que concurrían, según los sondeos de la cadena pública NHK.
Aunque se presentaba como independiente (al igual que el resto de los principales aspirantes) el exministro ha estado respaldado por el conservador y gobernante Partido Liberal Demócrata (PLD) del primer ministro, Shinzo Abe, que ha hecho campaña por él.
El nuevo gobernador asume el que se considera el segundo cargo político más importante en Japón y tendrá como una de sus principales misiones preparar la capital nipona para los Juegos Olímpicos de 2020.
Masuozoe ha sido criticado en varias ocasiones por sus comentarios misóginos o por aspectos de su vida personal, aunque al mismo tiempo ha sido una figura valorada por sus propuestas para modernizar al PLD, del que se escindió en 2010, o por defender un modelo con más autonomía para las distintas regiones de Japón.
Según los sondeos, por detrás quedaron el exdecano del Colegio de Abogados de Japón Kenji Utsunomiya, de 67 años, que ha sacado una ligerísima ventaja al tercer candidato en número de votos, el ex primer ministro Morihiro Hosokawa, de 76.
Utsunomiya y especialmente Hosokowa han abogado en sus programas por presionar al Gobierno central para que dé marcha atrás en su plan de reactivar las centrales nucleares de Japón, que permanecen detenidas a raíz del accidente en Fukushima en 2011.
El ex primer ministro irrumpió en la carrera para gobernador con intención de convertir los comicios en una suerte de referéndum sobre energía atómica en Japón, un clavo ardiendo al que se agarró el principal bloque de la oposición, el Partido Democrático (PD), que le brindó su apoyo.
Pero ni el mensaje antinuclear, ni el que Hosokawa contara con el respaldo del PD -un partido a la deriva desde el batacazo de las generales de 2012- o del político más popular que ha tenido el país en las dos últimas décadas, el ex primer ministro Junichiro Koizumi, han convencido a los tokiotas.
Medios y analistas critican que el ex jefe de Gobierno apostara por un programa carente de contenido que solo ha enfatizando el asunto atómico en una megalópolis que requiere de ingentes cantidades de energía y que jamás ha tenido ni tendrá que lidiar con la presencia cercana (y el potencial peligro) de una central.
La elección de hoy ha seguido el mismo patrón de los plebiscitos que se han celebrado en los últimos años en Tokio y otras de las principales urbes niponas como Osaka o Nagoya.
Estas ciudades han visto llegar al poder en el último lustro a varias figuras amantes de la polémica y las proclamas populistas que, sin embargo, han sido y son enormemente valorados por haberse rebelado contra los partidos tradicionales y por tratar de reformar el fuerte centralismo que impera en el modelo de Estado nipón.
Es un perfil que se ajusta a Yoichi Masuzoe, un personaje tan deslenguado como sus dos antecesores en el cargo, Shintaro Ishihara y Naoki Inose, el cual se vio obligado a dimitir el pasado diciembre debido a sus lazos con un exparlamentario y empresario investigado por fraude electoral.
En cualquier caso, Masuzoe ha impuesto un planteamiento que defendía un modelo de ciudad más amable, una mejor preparación en caso de terremotos y una dependencia transitoria de la energía nuclear hasta que Tokio y el resto del país desarrollen un nuevo modelo energético.
El cargo de gobernador de Tokio es considerado el segundo más importante del país, por detrás del de primer ministro, ya que el producto interior bruto (PIB) del distrito capitalino de Japón sitúa a la región entre las mayores economías del mundo
EFE