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miércoles, 22 de abril de 2015

La FAO llamó a conservar la diversidad genética para afrontar el cambio climático

(Roma, 22 de abril. EFE).- La diversidad genética de las especies es un recurso que hay que conservar para afrontar el cambio climático y garantizar la seguridad alimentaria, según dijo hoy a Efe Linda Collette, experta de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Collette afirma que “la dimensión genética es esencial para conservar apropiadamente los recursos” y llamó la atención sobre la importancia de disponer de ese material en caso de necesitarlo en el futuro.
A su juicio, puede haber países que tengan material genético que deje de serles útil debido a los futuros cambios en el ambiente, y quizás requieran de otro procedente de terceros países.
Esa interdependencia es uno de los puntos reflejados en la publicación “Lidiando con el cambio climático: el papel de los recursos genéticos para la alimentación y la agricultura”, difundida recientemente por esa agencia de Naciones Unidas.
En ella se pone de manifiesto la habilidad de plantas y animales de ganado para resistir las condiciones volátiles y adaptarse a los cambios ambientales como un resultado directo de su diversidad genética.
Entre los organismos acuáticos salvajes y de criadero, por ejemplo, la mayor adaptación al cambio climático está ocurriendo mediante selección natural y pueden observarse alteraciones en rasgos como la fecundidad, la resistencia a las enfermedades y pestes, o la tolerancia a la baja calidad, acidez o salinidad de las aguas, según el estudio.
“En las montañas vemos que los cultivos están subiendo a zonas más altas porque necesitan un clima más frío; los agricultores tienen que plantar las semillas a una mayor altitud”, sostiene Collette, que cita otros efectos como el hecho de que ciertos insectos hayan perdido la sincronización para polinizar las plantas a su debido tiempo.
La secretaria de la comisión de la FAO para Recursos Genéticos agrega que algunos cultivos han sido reemplazados por otros en distintos países, por lo que es fundamental conocer qué tipo de material es adaptable ahora y en el futuro.
En ese contexto, destaca que hace falta desarrollar programas para adaptarse al cambio, recopilar e intercambiar material genético, y conocer a fondo las características y atributos de esas especies, lo cual -dice- “requiere tiempo”.
Mientras que los agricultores ya se están adaptando y usando variedades para sus cultivos ante la incidencia del cambio climático, los países también están trabajando con fórmulas como los bancos de genes para las plantas o la conservación para los animales tanto en su lugar de origen como fuera de él.
La especialista en genética reconoce, no obstante, la escasa investigación realizada para clasificar otras especies como los microorganismos y los invertebrados, pese a la importancia que estos tienen para el funcionamiento de los ecosistemas.