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jueves, 7 de mayo de 2015

Reino Unido se asoma a un escenario de inestabilidad política

Reino Unido cierra una batalla para meterse en otra. Los británicos acuden este jueves a las urnas para elegir un Parlamento que, en las próximas semanas, deberá proporcionar un Gobierno estable a la sexta economía del mundo. Una labor que, si las encuestas no se equivocan y no hay giros de última hora, se antoja complicada.
Siete semanas de intensa campaña no han servido para deshacer el empate técnico en que se encuentran los dos partidos que han aportado primeros ministros al país ininterrumpidamente desde hace casi un siglo. Conservadores y laboristas llegan al día de la verdad con una estimación de voto de en torno al 34% cada uno. La traducción a escaños, en un sistema electoral en el que solo gana un diputado por cada circunscripción electoral, daría una ligera ventaja al Partido Conservador del primer ministro David Cameron. Pero los dos quedarían lejos de los 326 asientos —323, si se tiene en cuenta que el Sinn Fein acostumbra a no tomar posesión de los suyos— que se necesitan para gobernar en solitario.
Todo indica que lo que saldrá de las urnas este jueves será lo que en la tradición constitucional británica se conoce como un hung Parliament, o Parlamento en desacuerdo. Los líderes conservador y laborista se encontraban este miércoles apurando la campaña en el norte de Inglaterra, pero sus cabezas estaban ya en las negociaciones que se abrirán formalmente el viernes para tratar de construir un Gobierno estable con un Parlamento fragmentado.La debacle que las encuestas auguran al centrista Partido Liberal Demócrata, que perdería la mitad de su apoyo tras su experiencia de cinco años de socio minoritario en el Gobierno de coalición, le convertiría en un aliado insuficiente para formar un Gobierno de mayoría.Solo el Partido Nacionalista Escocés (SNP, por sus siglas en inglés), que irrumpiría en Westminster con más de medio centenar de escaños y el mandato de expulsar a David Cameron de Downing Street, podría aportar un Gobierno estable con los mismos laboristas a los que parece que va a borrar del mapa político al norte de la frontera. Pero el candidato laborista, Ed Miliband, ha descartado esa opción. “No habrá un Gobierno laborista si eso significa tratos o coaliciones con el SNP”, repitió la semana pasada en una sesión de preguntas a los líderes en televisión.
Si los laboristas logran un mejor resultado que el que les auguran las encuestas y obtienen más escaños que los tories, el escenario es relativamente fácil. David Cameron pediría a la reina que llame a Ed Miliband y este le anunciaría que está en disposición de formar Gobierno. Formaría uno en minoría, con o sin ayuda de los liberales-demócratas, que saldría adelante con apoyo del SNP.
Pero si, tal como sugieren las encuestas, los tories obtienen más escaños, sin alcanzar los necesarios para gobernar en solitario, el panorama se complica. La legislación constitucional británica concede al primer ministro el primer intento de formar Gobierno.
David Cameron podría intentarlo. Se declararía ganador de las elecciones, anunciaría su intención de formar Gobierno y prepararía su discurso de la reina. Este es el documento que Isabel II deberá leer desde su trono en la Cámara de los Lores en la apertura oficial del Parlamento prevista para el próximo 27 de mayo.
El discurso de la reina esboza las prioridades legislativas del Gobierno y se somete a debate y votación en la Cámara de los Comunes. A principios de junio, los diputados deberán pronunciarse sobre el documento, que es un proyecto de Gobierno. Si Cameron no logra el apoyo de la mitad más uno de los diputados, se produciría una moción de censura que obligaría al primer ministro a dimitir.
Los laboristas y los nacionalistas escoceses han anunciado que votarán en contra del discurso de la reina de los conservadores. Lo mismo harían los Verdes y los galeses Plaid Cymru. Si entre todos consiguen 323 votos, sería el final de Cameron. Se abriría entonces un plazo de 14 días para que un nuevo Gobierno trate de lograr la confianza de la Cámara.
Como se encargaron de recordar este miércoles varios expertos constitucionalistas, en ninguna de las 107 páginas del Manual del Gobierno está escrito que el partido con más escaños deba ser el que forme Gobierno. Lo formará “quienquiera que sea más capaz de hacerse acreedor de la confianza de la Cámara de los Comunes”. Pero si concluido el plazo de 14 días no se ha logrado el apoyo a un Gobierno alternativo, se convocarían elecciones.
Cameron tratará a partir del viernes de repetir un acuerdo de coalición con los liberales demócratas que le proporcione un Gobierno, si no mayoritario, al menos sí algo más sólido. Nick Clegg ya ha afirmado que hablará primero con el partido que más escaños consiga y ha advertido de que no entrará en ningún Gobierno que pacte con los nacionalistas escoceses o UKIP. Las conversaciones de los todavía socios de Gobierno se centrarán, con toda probabilidad, en una línea roja trazada por los tories que no comparten los liberales-demócratas: la celebración, sí o sí, de un referéndum de permanencia en la Unión Europea.
David Cameron utilizaría su condición de todavía primer ministro para transmitir una imagen de responsabilidad y continuidad en paralelo a las negociaciones. Entretanto, si las urnas le otorgan la posibilidad de formar un Gobierno alternativo, Ed Miliband permanecería a la espera. Tratará de asegurarse de que sus diputados y los de sus potenciales aliados tumbarán el discurso de la reina de su adversario, y preparará su asalto al 10 de Downing Street. EL PAIS