La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, subrayó hoy en una entrevista con la cadena Globo que el país no está “estructuralmente enfermo”, sino que tiene “problemas momentáneos” que “serán superados”.
Rousseff volvió a defender el ajuste fiscal implantado por el Gobierno para equilibrar las cuentas públicas, lo que ha generado una división interna dentro de su propia formación, el Partido de los Trabajadores (PT).
La presidenta reiteró que las dificultades económicas en el país son “momentáneas” y confió en que la economía empezará a mejorar a finales de este año, cuando está prevista una contracción del Producto Interior Bruto (PIB) del 1,2 %.
“Brasil es estructuralmente fuerte. Las dificultades son momentáneas. Vamos a superar esa dificultad”, resaltó la presidenta en una entrevista emitida en la madrugada del sábado.
En este sentido, la mandataria brasileña se comprometió a seguir luchando contra la inflación, uno de los principales caballos de batalla del Gobierno y que llegó al 8,47 % en lo últimos doce meses.
“Vamos a hacer lo posible e imposible para que Brasil vuelva a tener una inflación bien estable, dentro de la meta”, establecida en el 4,5 %, con una tolerancia máxima de dos puntos porcentuales, añadió.
La economía brasileña atraviesa un momento delicado con un estancamiento de su PIB, un aumento de la inflación, incremento de las tasas de desempleo, elevación de los tipos de interés y de los impuestos, así como una restricción del acceso al crédito.
Esta situación ha llevado tanto a la oposición como a los propios sectores de izquierda a criticar la gestión de Rousseff, quien el pasado 1 de enero asumió su segundo mandato tras ganar por un estrecho margen al excandidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aécio Neves.
Rousseff subrayó que respeta las críticas, pero admitió que en algunos momentos se siente “bastante triste”.
“Tengo que aceptar que a las personas no les guste lo que hago. Tengo que aceptarlo. No lo llevo a lo personal. Ahora, ¿quieres saber si me pongo triste? Me pongo, sí. En algunos momentos me pongo bastante triste. Nadie es de hierro”, sostuvo.
La presidenta de Brasil participó esta semana del quinto congreso nacional del PT, donde, junto a su antecesor y padrino político Luiz Inácio Lula da Silva, apeló a la unidad del partido tras las diferencias internas sobre la política de austeridad implantada por el Ejecutivo para enderezar la economía del país suramericano.
Fuente: EFE