Un incidente de acoso sexual colectivo a dos jóvenes saudíes en la ciudad de Yeda, en el oeste de la península Arábiga, que fue grabado en vídeo y difundido por las redes sociales, ha desatado la polémica en el ultraconservador reino, donde se aplica una visión rigorista de la ley islámica.
El caso ha dividido a la sociedad entre quienes apoyan la necesidad de aprobar una ley rígida que criminalice el acoso sexual e imponga castigos más severos, y quienes responsabilizan a las víctimas por considerar que provocan a los hombres.
Las dos jóvenes viajaban en una motocicleta por el paseo marítimo de Yeda, el día 19 de julio, cuando un grupo de hombres les asaltó. En el vídeo, se muestra como un gran número de jóvenes las rodean y les cortan el paso entre risas y frases que no son entendibles.
La propagación del vídeo llevó a la Fiscalía a lanzar una investigación de los sucedido y a detener a los responsables del acoso.
Sin embargo, este organismo también ha solicitado que sean castigadas las dos mujeres y sus tutores.
En Arabia Saudí es común que las mujeres necesiten el permiso de un tutor varón para realizar ciertas actividades comocasarse, viajar, cursar estudios superiores o realizar un trabajo remunerado.
Según el ministerio fiscal, las jóvenes son una de las “causas principales de lo ocurrido porque intercambiaron palabras y bromas con los hombres”, mientras sus tutores también deberán responder ante la justicia por supuesta “negligencia”
El abogado saudí Abdelhakim Mubarak aseguró a Efe que el “problema radica en la visión general de la sociedad que culpa a la mujer aunque sea educada y de apariencia decente”.
Poco después de que saltara la polémica, Saud al Shuraim, el imán de la mezquita de la ciudad de la Meca, la más sagrada del mundo musulmán, comentó en su cuenta de Twitter respecto al incidente que “quizá una mujer no acose al hombre con sus palabras o sus acciones, pero lo acosa con su apariencia”.
Mubarak indicó que esta visión, que se refleja en las palabra del jeque, pudo contribuir, entre otras razones, a que el Consejo Consultivo rechazara hace dos años la aprobación de una ley para penalizar el acoso.
En 2013, miembros de este órgano legislativo presentaron un proyecto de ley que lo criminalizaba. Sin embargo, no fue ratificada por la fuerte oposición del sector más ultraconservador que declaró entonces que la nueva normativa podría suponer una “legitimación de la mezcla de ambos sexos”.
Finalmente, el órgano legislativo sacó adelante, ese mismo año, la conocida como “protección contra el abuso”, que para Mubarak no cumplió las expectativas debido a que solo consta de “17 artículos que sancionan a los acusados con ligeros castigos, como un año de cárcel y una multa pequeña que no supera los 50.000 riyales saudíes (unos 13.000 dólares).
Mubarak explicó que el proyecto de ley que fue rechazado incluía castigos más severos, que llegaban a cinco años de cárcel y 500.000 riyales (unos 133.000 dólares).
Este julio, además del vídeo de las dos jóvenes acosadas en Yeda, se difundieron en las redes sociales otras dos grabaciones de casos similares.
Según el periódico Al Hayat, el ministerio de Justicia saudí informó de que los tribunales recibieron durante los últimos dos años 3.982 casos de acosos y abusos contra mujeres y menores de edad.
Ahmad al Gamdi, imán de una mezquita de Riad, subrayó a Efe que “la corriente religiosa está dividida acerca del proyecto de ley, y ambos bandos justifican su opinión basándose en la ley islámica”.
Para Al Gamdi los tribunales ya están castigando a los acosadores, aunque insistió en la necesidad de una ley estricta para luchar contra el fenómeno.
“El islam rechaza el acoso, aun así, ha dejado abierto a los ulemas la aprobación de leyes que concuerden con las necesidades sociales”, prosiguió Al Gamdi.
Asimismo, aclaró que el acoso perjudica a la mujer y la difama, por lo que, agregó, “la sociedad debe proteger a la mujer y a los niños, favoreciendo un ambiente social seguro, y castigando a todos aquellos que les causen daño, mediante una ley severa”.
Al Gamdi recalcó que la ratificación de una nueva ley debería, además, estar acompañada de una campaña para concienciar a los jóvenes de las consecuencias de esta práctica y su reflejo en la vida y la sociedad.
Fuente: EFE