AVN.- Sobre sus hombros y con movimientos que asemejan el vaivén de los marullos del Lago de Maracaibo, los Servidores de María pasean a la Virgen de la Chiquinquirá por las callecitas de Maracaibo desde hace 114 años.
Vestidos de liquiliqui blanco impoluto, los Servidores de María nacieron el 6 de diciembre de 1901, cuando el párroco de José María Soto, después de la tradicional procesión de la Aurora, hizo un llamado a todos quienes quisieran servirle a la Chinita y ser sus custodios.
La centenaria sociedad religiosa ha permanecido con hombres, jóvenes y niños en la misión de cargar sobre sus hombros la sagrada y venerada reliquia, que hace 306 años se le apareció a la señora María Cárdenas en una pequeña tablita que recogió a orillas del Lago de Maracaibo mientras lavaban su ropa.
Los Servidores de María tienen su sede en la Basílica Nuestra Señora de la Chiquinquirá y San Juan de Dios, ubicada en el casco central de Maracaibo, iniciando su labor desde el momento en que deciden trasladar el retablo milagroso con la imagen de la Virgen Morena desde la calle El Milagro en el barrio El Saladillo, hasta el Templo de San Juan de Dios.
Además de cargar sobre sus hombros a la Chinita, venerarla y servir de custodios, asimismo propagan la veneración mariana.
Todos los 18 de enero la Basílica recibe a los aspirantes para iniciar su preparación que culmina la segunda semana de octubre, tiempo en el que además de estudiar la palabra de Dios, reciben instrucción sobre el arte de cargarla.
La sociedad está dividida en tres grupos o categorías atendiendo la estatura de sus integrantes; los de mayor estatura o grupo 1, está conformado por 38 servidores, el grupo 2 de mediana estatura está formado por 40 servidores y el grupo 3 de los servidores de baja estatura está integrado por 44 personas, esta conformación atiende a los titulares, pero cada grupo está constituido por 135 personas entre 18 y 70 años.
En los brazos de la Santa Madre
Argenis Vílchez, con 15 años sirviéndole a la Virgen María en su advocación de Chiquinquirá, refiere que experimenta sentimientos encontrados al cargar a la Chinita, que junto a su trono, el relicario, la corona, los arreglos florales y el mesón, llega a pesar una tonelada, un peso que inexplicablemente se le hace liviano.
"Se nos hace pesada levantarla, pero sucede algo celestial e indescriptible, porque ella se hace liviana y sentimos que es ella quien nos carga en sus brazos, así como cargó a Jesús", expresa emocionado Vílchez al manifestar que en sus momentos difíciles conversa con su madre espiritual para que lo llene de paz.
Refiere que siempre siente respuesta de ella a sus necesidades, así como lo sintió con su madre a quien ama más allá de su desaparición física. "El amor a la madre nunca termina, por ello los Servidores de María nos quedamos por siempre cumpliéndole a Dios y a su madre hasta que nos llamen", expuso.
Debajo y a los lados del mesón donde trasladan a la Virgen, se viven sentimientos encontrados e invadidos de paz. Participan 44 hombres: ocho esquineros, cuatro internos (debajo del mesón) y cuatro externos situados en número de dos por cada esquina del mesón; 16 arrrequintos (8 internos y 8 externos) situados en los laterales, frente y parte trasera del mesón, en razón de cuatro por cada lado y 20 hombres más, repartidos en 5 a los lados, en el frente y atrás del mesón. No todo el trayecto lo cubre un solo equipo, durante la procesión se hacen relevos cada 100 a 120 metros.
A lo largo de la procesión los Servidores usan términos como Cojan el paso, que se refiere al desplazamiento en forma de vaivén semejante a los marullos (olas) del Lago, de izquierda a derecha y viceversa; Relevo, que indica el cambio de grupo al cumplir el trayecto; Cuarto, que es el giro lento a izquierda o derecha sobre el propio eje del mesón.
Asimismo Punta y Talón, referente al movimiento, que es responsabilidad de los esquineros y que se realiza al hacer el Cuarto; Venia, que es el acto de saludo de la Virgen a su pueblo y donde los Servidores de la parte posterior permanecen firmes, mientras los de el medio y delante se inclinan y el Golpe de cintura, quees el desplazamiento de la Patrona chiquinquireña frente a su feligresía.
Marcos León quien es nuevo servidor, comenta que enfilarse en esta sociedad surgió de una promesa a la Dama del Saladillo, como también le dicen los marabinos a la Chinita.
"Además de la promesa es el amor que le tengo a la Santa Madre. Es un honor servirle, cada vez que lo hago mi amor y fe hacia ella se acrecienta", expuso el joven, quien vivirá su primera experiencia de llevarla sobre sus hombros este 18 de noviembre, cuando se celebra los 306 años de ser la madre espiritual de los zulianos.